Candela Gómez tiene 31 años, es abogada penalista especializada en delitos sexuales y madre de dos hijos. Su currículum personal soporta una pesada mochila: sufrió abusos sexuales desde los 9 años por parte de un familiar cercano. Su relato es desgarrador. Escuchar su testimonio deja el corazón y la mente helados, pero ella sabe que dando voz a su historia ayuda a destapar una lacra que sufren muchas otras personas desde la infancia y que no se atreven a denunciar por miedo. «Es un tema tabú del que no se habla, que se sufre en silencio y hace mucho daño. Muchísimo. Yo lo sé por experiencia propia, mientras los estudios señalan que uno de cada cinco niños sufrirá abusos sexuales. Es una realidad y es alarmante. No nos podemos quedar de brazos cruzados », aseguraba recientemente durante la presentación de 'Hablemos de… Sexualidad', una iniciativa del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid (COP) que pretende prevenir y acabar con los estigmas que rodean a la sexualidad, siendo la Psicología uno de sus pilares fundamentales mediante actividades que se desarrollan a lo largo de un año con información científica, rigurosa y de calidad», tal y como aseguro en el acto José Antonio Luengo, Decano del COP. Esta mujer recuerda que de pequeña era una niña muy aplicada, obediente, ingenua y feliz. «Veraneábamos en casa de mis abuelos y un familiar cercano se encargó de robarme la infancia cuando yo tenía 9 años. Empezó con tocamientos físicos y poco a poco la situación fue a más y a peor . Intenté pensar que no pasaba nada, pero mi carácter cambió y comencé a realizar muchas llamadas de atención: me empecé a vestir con ropa diferente, más sexualizada, bajó mi rendimiento académico, me imaginaba el sexo con mis propios muñecos... y así me convertí en una adolescente rebelde que salía, bebía, y tuve conductas autolíticas para que el dolor físico calmara mi dolor en el alma. Por aquel entonces odiaba a mi padre por no darse cuenta de lo que me estaba pasando». Ella sabía que la situación tenía que cambiar, «pero era incapaz de contar a nadie lo que me sucedía cada vez que se acercaba aquel familiar. Pasado el tiempo me he dado cuenta de que si no verbalizas este problema no existe para nadie, solo para ti. Es necesario verbalizar lo que hemos pasado para quitarnos esa mochila que los agresores nos hacen llevar durante tantos años en la que llevamos sentimientos de culpa, de dolor, de vergüenza, ansiedad, rebeldía...». Cargada de valor, un nuevo verano, en aquella casa, le dijo a su agresor «basta, esto se acabó». « Me dio una gran paliza para que no hablara. Sin embargo aquello me hizo reaccionar. Llegó un momento en el que exploté y decidí verbalizarlo, contárselo a mi familia. Lo que nunca podía imaginar es que mi hermano, mi prima y dos amigas, también estaban sufriendo abusos sexuales por parte de esta misma persona». Su proceso de sanación fue duro. « Perdí 15 kilos de peso. Me sentía incapaz de sacar fuerzas para salir de aquel infierno, pero poco a poco empecé a ver la luz gracias a los profesionales de la Psicología. Hoy cuento mi historia para que otras víctimas verbalicen su pesadilla y sepan que hay herramientas para salir y sanarse. También ofrezco consejos y asesoramiento a víctimas a través de una cuenta de Instagram: somostuvoz.ayuda y voy a los colegios a dar charlas para evitar que más agresores rompa la infancia de los niños». Destacó en el encuentro de la COP la importancia de decir a los niños que su cuerpo es suyo y de nadie más. «Hay que dejarles claro que sus partes íntimas no debe tocarlas nadie, ni aunque sea un familiar cercano. También hay que enseñar a los niños a llamar las diferentes partes del cuerpo por su nombre, no se puede decir 'tetillas' porque parece que de esta manera vale menos o tiene menos importancia. Debemos explicarles, además, que hay sentimientos buenos y malos, estos últimos hacen que uno esté triste duela la tripa, y es importante que lo cuentes. También es fundamental decirles que hay que decir 'no' si algo no les gusta y, por supuesto, nunca obligarles a que den un beso si no quieren, aunque sea a la abuela, porque de de lo contrario les estamos dando a entender que aunque no quieran deben ceder a los deseos de los demás». Durante la presentación de 'Hablemos de... Sexualidad' también se aportaron estas claves para la educación afectivo-sexual en familia: 1. Hablar sin vergüenza y sin prejuicios: no hacer del sexo un tabú. 2.Llamar a las cosas por su nombre. 3. Establecer una comunicación sana y fluida en este ámbito. 4. Vincular la sexualidad a las emociones y los afectos. 5. Dar herramientas de prevención para posibles problemáticas. 6. Enseñar a pedir ayuda y a decir 'no' a situaciones de riesgo. 7. Informar de las diferentes dimensiones de la sexualidad y cómo cuidarlas. 8. Enseñar a respetar a la otra persona desde la empatía y la responsabilidad afectiva. 9. Dar un enfoque positivo de la sexualidad. 10. Ser un ejemplo y ofrecer ideas para seguir formándose y mejorando.