Los amantes de la gastronomía tienen en el restaurante Disfrutar uno de sus templos. El restaurante de Barcelona , impulsado por tres chefs que habían crecido profesionalmente en las cocinas de El Bulli de Ferran Adrià , abrió sus puertas en 2014 y desde entonces no ha hecho más que conseguir logros hasta coronarse como uno de los mejores restaurantes del mundo . Como ocurre en restaurantes de este nivel es frecuente tener que pedir mesa con antelación, o incluso esperar a que se produzca alguna anulación y seas tú el primero en la lista de espera. Los afortunados en poder sentarse en una de sus codiciadas mesas suelen alucinar con la experiencia que viven en este local del Eixample. El 'influencer' Pablo Cabezali, especializado en contenido gastronómico y autor de @cenandoconpablo , pudo probar el restaurante en verano de 2023, cuando era considerado el mejor de España y tenía «numerosos reconocimientos» pero no había logrado el título de mejor del mundo (que consiguió un año después) y su valoración fue contundente. Su vídeo en TikTok supera los 11,7 millones de visualizaciones. Pablo empieza su vídeo en medio de un plato que parece que le ha enloquecido y en el que se le ve pidiendo otra ración y diciendo que «luego me cobráis lo que sea». Antes de adentrarse en el menú degustación, que va desvelando plato por plato, avisa: «te lo digo en serio, vas a flipar ». En las imágenes muestra un «curioso» cóctel de bienvenida, «con una espumilla muy aireada» que le parece «una forma muy original de empezar». «Puede que venga el mejor momento de la comida», avisa él antes de ir a probar un bollito de crema agria y caviar, que es el que pedirá repetir. « Nada va a volver a ser igual después de esto», confiesa a la cámara mientras intenta enseñar cómo es y resalta que «si lo abro flipáis» y que «es majestuoso». «Te guste el caviar o no, es imposible no gozársela con este plato, es sencillamente delicioso», insiste fascinado Pablo. «Ya me habían avisado de esto... », insiste el gastrónomo, que entonces pide repetir porque «quiero revivirlo». «Muchos platos entran por los ojos», comenta un rato más tarde, con ya otra creación enfrente que, tras probar, le obligan a decir «os soy sincero: no pensaba que iba a disfrutar tanto. Os lo digo de verdad». «No pensé que este restaurante me iba a emocionar tanto», insiste. Pablo destaca, ya con otro plato, que « cuesta que tu mente entienda como en un plato tan insignificante, un crujiente que lo ves y es prácticamente aire..., tiene tanto sabor». «Ostras Pedrín, lo de hoy no lo voy a olvidar nunca» o «súpermemorable» son otras de las frases que no puede evitar exclamar. Entre los platos que prueba está una coca con burrata y caviar de aceite, que «no es la superbomba» pero que también le ha gustado mucho. Un rato más tarde le traen una elaboración de la que « no te dicen nada más allá de que la yema lleva oro». Pablo está un rato intentando descubrir los ingredientes y también destaca que «ves una cosa y luego experimentas otra». Y también prueba un ravioli con queso idiazábal y nuez, que considera «riquísimo» y «sorprendente». «En este sitio tus sentidos se ponen en alerta», comenta mientras sigue degustando el ravioli. Los postres siguen sorprendiendo a Pablo: prueba en primer lugar una elaboración con sésamo garrapiñado y pepino, entre otros aspectos, «un postre que sin duda actúa como limpiador». «Este restaurante de las mejoras visitas no del año, si no de mi vida . Hay mucho trabajo aquí detrás, se percibe en cada bocado», insiste. « Me está costando mucho no decir palabrotas con los platos», comenta antes de acabar con el último postre, que también le gusta mucho y que le deja «con ganas de más postres». Al pedir la cuenta, Pablo confiesa que el encargado le ha reconocido y que finalmente no pagará la cuenta pero deja claro que el menú sale a 255 euros. «La experiencia habrá sido tres horas y pico y ojalá fuesen seis porque me lo he pasado de maravilla», acaba él sus explicaciones.
