Qatar «se adueña» de la Plaza de la Concordia de París
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El Hotel/Palacio de la Marina fue construido entre 1757 y 1774, y su primer destino fue servir de guardamuebles de la Casa Real, en la plaza que se llamó originalmente Plaza de Luis XV. Durante la Revolución y el Terror, de 1789 a 1793, en esa plaza se instaló la guillotina, donde fueron ejecutados varios millares de «enemigos del pueblo».
Tras aquel ensangrentado episodio, el Hotel/Palacio de la Marina fue consagrado como una de las «joyas» del patrimonio nacional francés, ocupada por los oficiales de la marina de guerra del III Reich, durante la ocupación nazi. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta 2015, el antiguo guardamuebles real fue la sede administrativa de la Marina francesa, que terminó desplazando sus servicios a los nuevos edificios del Mnisterio de la Defensa, en el distrito XV de París.
La renovación en curso de esos inmuebles espectaculares, en el corazón histórico y una de las plazas más emblemáticas de la capital –en el comienzo, con los jardines del Louvre, de la gran avenida de los Campos Elíseos–, tiene un costo financiero de varios centenares de millones de euros. Corto de tesorería para atender el mantenimiento y renovación del patrimonio histórico, el Centro de Monumentos Nacionales (CMN), dependiente del Ministerio de Cultura, ultima el alquiler de los más suntuosos salones del Hotel/Palacio de la Marina al emirato de Qatar, durante veinte años, por un precio relativamente modesto de unos veinte millones de euros.
Así, la colección de arte de la familia Al Thani, que gobierna el emirato de Qatar desde hace 150 años, siguiendo su versión propia de la teología musulmana, podrá exponer sus tesoros en el mismo espacio que utilizó en otro tiempo la Casa Real de Francia.
En Francia, los activos de Qatar son ya superiores a los 3.300 millones de euros. La familia Al Thani ya posee más 35.000 metros cuadrados de propiedades en las inmediaciones de los Campos Elíseos. Además del equipo de fútbol París Saint-Germain, Qatar hace años que compró hoteles y palacios famosos, piezas simbólicas del patrimonio nacional cuyo mantenimiento y renovación no siempre puede ser financiado por el Estado, que ha concebido una lotería nacional con el fin de prestar «socorro financiero» de urgencia a monumentos amenazados.