Putin y Trump se alían para aislar a Zelenski
El cambio en la Administración Trump respecto a Ucrania se confirmó el lunes, cuando los representantes de EE UU se unieron a la delegación de Rusia para votar en contra de una resolución de la Asamblea General de la ONU que condenaba la guerra. Ese voto, antítesis de lo ejecutado hasta el momento por Washington, se posicionaba, además, en contra de la postura de la UE, que ha mantenido un férreo apoyo a la defensa de Ucrania, en sintonía con lo demostrado hasta hace algunas semanas por Joe Biden.
Los primeros pasos de Trump en la Casa Blanca han sorprendido a la gran mayoría del pueblo ruso, que esperaba la puesta en marcha de un plan de paz impulsado por este, pero no una alianza política entre Washington y Moscú. Mientras se prepara la vuelta de los diplomáticos, que ocuparán sus embajadas en breve, Trump y Putin hacen planes para fortalecer sus economías en base a futuros acuerdos bilaterales. El enemigo americano ya no lo es tanto para Rusia, que ha empezado a señalar a los países europeos como el principal obstáculo para la llegada de la paz y el fin de las sanciones.
En medio de toda esta vorágine de idas y venidas se encuentra el presidente Volodimir Zelenski, que ha pasado de ser una esperanza para su país, según palabras de Biden, a convertirse en un «dictador» para Trump.
Los líderes de EE UU y Rusia muestran sintonía en cada declaración, seguros de que la paz en Ucrania solo llegará cuando Kyiv acepte la «hoja de ruta» redactada por ambos. La UE se queda sola argumentando su apoyo a la integridad territorial de la ex república soviética, afrontando así una falta de protagonismo en las negociaciones y una factura que deba compensar la desaparición del apoyo económico americano.
Rusia, al igual que Estados Unidos, no considera que los europeos deban marcar el ritmo hacia el ansiado alto el fuego, poniendo en duda el plan de Bruselas para el envío de 150.000 efectivos de paz. El plan propuesto por Reino Unido y Francia incluiría el despliegue inicial de un contingente de hasta 30.000 soldados europeos, formado en su mayoría por militares británicos y franceses, que se concentrarían en las principales ciudades, puertos y centrales nucleares de Ucrania, a una distancia considerable de las líneas del frente.
El líder estadounidense se reunió el lunes con el francés Emmanuel Macron en la Casa Blanca y aseguró que Putin no tendría «ningún problema» con el despliegue de fuerzas europeas en el país. A pesar de ello, horas después el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, recordó la postura de Moscú, señalando que la presencia de tropas europeas sería «inaceptable», en línea con unas declaraciones previas vertidas por el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.