Hermana de víctima de femicidio: ‘Es duro para los familiares que los asesinos de sus hijas, madres o hermanas queden impunes’
“Es volver a revivir el dolor”, así resume sus sentimientos Luz Vega Ocampo, cada vez que la noticia de un femicidio trasciende en Costa Rica. Luego de que en el 2014 su hermana Angelita y su sobrina Melany fueran asesinadas por la pareja de su familiar y que el sujeto intentara hacer pasar el femicidio por un asalto. Doña Luz sabe la angustia y temor que se experimenta ante la posibilidad de que no se haga justicia.
Taxista acusado de simular asalto para asesinar a su pareja e hijastra
En setiembre del 2017, tres años y un mes después del asesinato de Angelita Vega Ocampo, de 41 años y de Melany Paniagua Vega, de 16 años, Deibi Núñez Mussio fue sentenciado a 75 años de cárcel. Luz Vega recuerda cómo al inicio el sujeto hizo parecer que la muerte por asfixia de sus familiares se debió a un asalto y no a un asesinato premeditado. Madre e hija murieron luego de que Núñez y otro hombre les envolvieran la cabeza con cinta gruesa para embalar.
La mujer recuerda que ella y su mamá, doña María de los Ángeles Ocampo, tuvieron la corazonada de que Núñez las había asesinado, entonces acudieron a dos abogados e inició un largo proceso en el que finalmente el agresor fue sentenciado.
Según una investigación del Estado de la Justicia del Programa Estado de la Nación, solamente el 14% de los casos de violencia contra la mujer llegan a juicio en Costa Rica y de ese porcentaje, únicamente la tercera parte, es decir, menos del 5%, reciben una sentencia. Esta información tomó en cuenta 56.421 expedientes de los años 2019 y 2022.
“Que no se haga justicia debe de ser muy duro. Yo estuve presente en todo lo que ocupaban los abogados y la fiscal, presente para ver en qué podía aportar para ayudar al juicio y lograr que él fuera condenado”, comentó Luz Vega.
Doña Luz continuó: “Cuando a uno de los detectives, al que le tenía más fe, fue cambiado de puesto y pusieron a otro, el nuevo detective me dijo que había una luz de esperanza, pero que estaba lejos y que el proceso iba a ser lento porque llegamos a un punto muerto. Entonces a uno le entra el dolor y la angustia de que la persona pueda quedar libre”.
La hermana y tía confió que el temor de que los sentenciados por delitos de violencia contra las mujeres queden en libertad es persistente, pues le preocupa “cómo han cambiado las leyes” y que en cualquier momento “los pueden soltar por buen comportamiento”.
‘Es duro para los familiares que los asesinos de sus hijas, madres o hermanas queden impunes’, lamentó y recordó un caso que ocurrió cerca de su casa cuando un hombre asesinó a su pareja, una joven de 24 años, a golpes.
“A él le metieron solo 15 años, que si se porta bien podrían ser mucho menos”, reclamó.