La crisis del suicidio entre los jóvenes negros y latinos de Chicago requiere atención
Mientras que muchas personas en Chicago enfrentan desafíos a su salud mental, algunos grupos han sido impactados de manera diferente que otros. Los resultados de nuestro nuevo estudio, publicado en el American Journal of Public Health, confirman que los habitantes negros y latinos de Chicago mueren antes por suicidio que los grupos blancos anglosajones y asiáticos de la ciudad.
Analizamos información del archivo del Médico Forense del Condado de Cook que rastreó todas las muertes por suicidio en el Condado de Cook desde 2015 hasta 2021. En artículos anteriores publicados en medios locales como Chicago Sun-Times, WBEZ y Chicago Tribune, se han destacado las diferencias raciales en el suicidio entre los residentes del Condado de Cook en general, aunque diseñamos nuestro estudio para centrarnos en las muertes por suicidio en la ciudad de Chicago. Pensamos que limitar nuestro análisis nos permitiría enfocarnos en las políticas locales que afectan directamente a los que viven dentro de los límites de la ciudad.
Descubrimos que entre 2015 y 2021, las tasas de suicidio aumentaron un 12% entre las mujeres asiáticas, un 9% entre los hombres negros, un 19% entre las mujeres negras y un 24% entre los hombres latinos. Las mujeres blancas (-4%) y los hombres blancos (-2%) fueron los únicos grupos que experimentaron disminuciones estadísticamente significativas en el suicidio durante este tiempo. Aún así, la tasa de suicidio de los varones blancos sigue siendo superior a la de todos los demás grupos, situándose en 18 por cada 100,000 personas en 2021.
También hay diferencias notables por edad. Los habitantes asiáticos de Chicago, con una edad promedio de 42 años, y los blancos, con una edad promedio de 48 años, solían ser mayores cuando morían por suicidio.
Los fallecidos de raza negra y latina eran normalmente más jóvenes, ya que ambos grupos tenían una edad promedio de 38 años. Una mayor proporción de muertes por suicidio se produjo entre niños y adolescentes negros (10.4%) y latinos (7.8%). Por el contrario, menos del 3% de los suicidios entre asiáticos y blancos se produjeron entre personas menores de 20 años.
Entre los adolescentes de 15 a 19 años, se observó un aumento del 21% de los suicidios en varones negros y del 77% en mujeres negras. Cabe destacar que la persona más joven que murió por suicidio en Chicago en este periodo fue un niño negro de 8 años.
Reabrir los centros de salud mental y abordar los prejuicios en la concesión de licencias de trabajo social
Nuestros resultados tienen implicaciones directas para las políticas locales de acceso a la atención de salud mental. En primer lugar, debemos considerar cómo el cierre de la mitad de los 12 centros públicos de salud mental de la ciudad puede haber tenido un impacto desproporcionado en comunidades ya necesitadas: Cuatro de los seis centros cerrados estaban situados en barrios predominantemente negros y latinos.
Iniciativas locales como la campaña Treatment Not Trauma, dirigida por la Collaborative for Community Wellness, han sido fundamentales para defender la reapertura de los centros de salud mental municipales y satisfacer la creciente demanda de tratamiento.
En segundo lugar, como los jóvenes y adultos jóvenes negros y latinos acaban con sus vidas a edades más tempranas, es necesaria una intervención temprana, a través de escuelas y clínicas comunitarias, que sea rentable y accesible para las familias. Esto incluye equipar a los padres y familiares con recursos de salud mental y contratar más personal clínico en las escuelas locales.
A pesar de la evidente necesidad de la ciudad de más profesionales de la salud mental bien capacitados y culturalmente en sintonía, las barreras estructurales como el examen de trabajo social clínico autorizado han impedido que los trabajadores sociales reciban la licencia requerida para ejercer de forma independiente. Un informe nacional de 2022 reveló que menos de la mitad de los solicitantes negros aprobaban el examen en el primer intento, en comparación con más del 80% de los trabajadores sociales blancos que aprobaban en su primer intento.
Los trabajadores sociales negros denuncian que se enfrentan a prejuicios raciales durante todo el proceso de examen, lo que a su vez limita el número de trabajadores sociales clínicos licenciados negros disponibles para prestar servicios terapéuticos tanto a nivel local como nacional.
Para cerrar esta brecha, los trabajadores sociales clínicos con sede en Chicago, Cassandra Walker y Brit Holmberg, desarrollaron un proyecto de ley estatal que proponía un camino alternativo para obtener la licencia que permitiría a las personas que no aprobaron el examen en su primer intento obtener 3,000 horas adicionales de experiencia en la práctica clínica antes de obtener su licencia completa. Este proyecto se convirtió en ley en enero de 2024.
Ambos cambios en la política local son útiles para reiterar la necesidad de cambios a nivel de sistemas en el enfoque de la Municipalidad para gestionar los servicios de salud mental, en particular para los residentes negros y latinos. Además, las colaboraciones intencionadas entre médicos, investigadores, líderes municipales, miembros de la comunidad y sobrevivientes de suicidios pueden ayudar a desarrollar servicios culturalmente fundamentados que tengan en cuenta los problemas de salud mental específicos a los que se enfrentan los residentes negros y latinos de Chicago. Juntos, estos esfuerzos tienen el potencial de cambiar vidas y mejorar el acceso al tratamiento de salud mental para todos los que lo necesiten.
Janelle Goodwill, Ph.D., es Profesora Asistente de la Familia Neubauer en la Escuela de Trabajo Social, Política y Práctica de la Familia Crown de la Universidad de Chicago. Rachel Baccile es analista principal de investigación en el Centro de Salud y Ciencias Sociales de la Universidad de Chicago.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago