El Gobierno reivindica la aplicación del 155 tras cumplir 100 días vigente
Una de las insistentes consignas que intentaron trasladar los partidos independentistas a su electorado era los efectos nocivos, aunque de forma latente, que tenía la aplicación del 155 para la Generalitat. Lo cierto es que seguramente lo que temían es que pasara desapercibido y la ciudadanía se percatara de que pese a la intervención de la autonomía, el día a día de la administración autonómica continuara carburando igual. Ayer, que se cumplieron 100 días de la puesta en marcha de la medida, el delegado del Gobierno, Enric Millo, quiso reivindicar sus bondades y lo necesario que era. Para Millo, el balance «es satisfactorio» porque la Generalitat «ha seguido funcionando una vez destituido al Govern» y quiso poner de relieve que la administración «estaba prácticamente paralizada».
El delegado del Gobierno, en una entrevista en Catalunya Ràdio, afirmó que la aplicación del 155 ha permitido «restablecer la legalidad y la normalidad» en Cataluña e ilustró la buena gestión del Gobierno de la autonomía catalana: «Se han desbloqueado cuestiones que estaban paradas, como dos mil plazas para profesores o 1.500 millones de euros pagados a proveedores». De esta manera, quiso confrontar también a todas aquellas voces del independentismo que han intentado proyectar una versión catastrofista de la intervención de la autonomía, poniendo el grito en el cielo sobre los ceses (251), la supresión de algunos organismos (24) –todos ellos de marcada finalidad separatista– o la «paralización de iniciativas o pérdida de subvenciones». En todo caso, todas estas quejas, han tenido poca visibilidad a lo largo de los últimos 100 días, aunque es cierto que en las últimas fechas sí que han empezado a tener más eco.
Asimismo, Millo también advirtió al ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y sus intenciones por postularse como candidato a ser investido. Insistió en que si pretende repetir, deberá ajustarse a los requisitos necesarios, como es regresar a España, ir a declarar ante los tribunales y después pedir un permiso para poder ir al Pleno en el Parlament. Por si acaso, también quiso ser tajante ante la nueva hipótesis de que Puigdemont pudiera ejercer en un nuevo Govern como «conseller en cap», en una suerte de cargo representativo: «¿Es una broma?». Para Millo, el líder de JxCat está inmerso en un proceso judicial «muy complicado» y advirtió que si los independentistas pretenden volver al escenario previo a la aplicación del 155, tendrá la misma respuesta del Estado: la intervención de la autonomía para devolver a Cataluña a la legalidad. «Esta es una medida extraordinaria y cuando antes acabe, mejor. Estamos al final», avanzó Millo, que previó que se extinguirá en cuanto se forme Govern.
También recordó los momentos previos a los que se aceleró el «procés». Antes de verano, según desveló, se reunió en dos ocasiones con Puigdemont en el Palau de Pedralbes, citas que no se revelaron con anterioridad a voluntad del ex president. En esos encuentros, según explicó, Millo trató de proponerle una serie de medidas en materia de infraestructuras y financiación para dar contenido así a la «operación diálogo», pero Puigdemont se desentendió por completo. «No quería hablar de nada», afirmó. «Solo quería hablar de un referéndum que sabía perfectamente que no podía hacer», añadió. «Referéndum o referéndum no es un diálogo», siguió el delegado del Gobierno, que atribuyó al ex president de la «división y radicalización» existente en Cataluña después de cinco años de proceso independentista.