Las negociaciones de los populistas italianos encallan por el nombre del primer ministro
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«Manos libres sobre inmigración»
El jefe del Estado recibió después a la delegación de la Liga Norte, cuyo líder, Matteo Salvini, confirmó que aun existen divergencias en la negociación. Sus palabras denotaban pesimismo, al subrayar que “o se encuentra pronto una solución o se vuelve a votar”. Salvini, en tono de campaña electoral, ha dicho que quiere “manos libres sobre inmigración” y plantear en Europa “la nueva posición de Italia”, que supone no someterse a “vínculos presupuestarios” con Europa. El líder de la Liga aspira a ser el ministro del Interior en un futuro gobierno, pero, dadas sus posiciones extremistas y xenófobas, está por ver si cuenta con el beneplácito del presidente de la República, que tiene la ultima palabra sobre la composición del gobierno.
Dos son las claves que han retrasado este lunes la fumata blanca. Por una parte, el nombre del primer ministro. El M5E ha dejado claro que no desea un técnico al frente del Ejecutivo: “No queremos un gobierno con el estilo de Monti”, ha reiterado siempre Luigi Di Maio, en referencia al ejecutivo del tecnócrata Mario Monti. Las dificultades para encontrar la persona adecuada parecen enormes: Teniendo en cuenta la diversidad entre los dos partidos populistas, es necesario un primer ministro que sea capaz de armonizar y dialogar con las dos fuerzas, con experiencia y credibilidad.
La segunda clave son las divergencias y dificultades en tema de inmigración, de justicia y sobre el programa económico. El paquete sobre el que se basa el futuro gobierno (reducción de impuestos, rebaja de la edad jubilación y “renta de ciudadanía” para los parados) tendría un coste de unos 100.000 millones de euros, pero son promesas irrealizables porque no hay dinero en las arcas del Estado y los dos partidos populistas no han indicado cómo piensan financiar ese programa.
Posibilidad de fracaso
En la formación de este gobierno populista, todo es diferente al ritual que se emplea tradicionalmente en Italia. Lo normal es que el presidente de la República, con las prerrogativas que le concede la Constitución, designe un primer ministro para trabajar después con los partidos de la alianza en la conformación de un programa de gobierno. En este caso es el revés: los dos partidos populistas quieren ultimar su programa al que debería someterse el primer ministro. Más sorprendente aún, completamente fuera de la norma, es que el programa se someta a votación en internet por parte de los inscritos al Movimiento 5 Estrellas, según ha confirmado Luigi Di Maio. Igualmente, la Liga Norte quiere que sus seguidores emitan su parecer sobre el programa mediante un voto en urnas.
En definitiva, mientras todo parecía indicar que hoy Italia podía encontrar la solución sobre su futuro gobierno, la impresión, tras el coloquio del presidente con Di Maio y Salvini, es que la negociación puede fracasar. Las posibilidades, afirman algunos analistas, de fracaso o éxito, están al 50 por 100.