Concluye antes de tiempo y sin resultados la conferencia de paz de Moscú sobre Afganistán
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Esta mañana había comenzado en el Hotel Prezident de Moscú un nuevo intento de sentar en la misma mesa a representantes de ambas partes, con la idea de que algún día pongan fin a las hostilidades y firmen la paz. La tarea se presentaba ingente y ni siquiera había plena certeza de que en la capital rusa se lograra un diálogo directo entre las dos partes enfrentadas. Esos temores se han visto finalmente confirmados.
Los mediadores rusos recalcaban que esta conferencia tenía carácter exclusivamente consultivo y que no habría probablemente acuerdos ni tampoco declaración final. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, abrió el encuentro con un breve discurso asegurando que en su país están «comprometidos a hacer todo lo posible conjuntamente para ayudar a Afganistán a abrir un nuevo capítulo en su historia».
La reunión prosiguió después a puerta cerrada. Las autoridades afganas estuvieron representadas por el Alto Consejo para la Paz de Afganistán y los talibanes por emisarios llegados desde la ciudad de Doha, la capital de Qatar. Las conversaciones tienen lugar a través de mediadores y el solo hecho de que las partes llegaran hoy o mañana a un contacto directo se habría considerado un éxito significativo.
Asisten también a la conferencia diplomáticos y viceministros de Exteriores de Pakistán, EEUU, India, China y algunos países del Asia Central ex-soviética. Se da la circunstancia de que el movimiento talibán en Rusia está catalogado como grupo terrorista. Pese a ello, Moscú lleva tiempo llamando a un diálogo con ellos como único medio de posibilitar un acuerdo de paz.
Los talibanes y el Gobierno afgano mantuvieron su primera y única reunión en julio de 2015, pero los esfuerzos de acercamiento se frustraron y no ha habido forma después de reanudar las conversaciones. También fracasaron el denominado Grupo a Cuatro (Afganistán, EEUU, Pakistán y China) y las reuniones a seis bandas organizadas por Rusia.
Treinta años de la retirada de las tropas soviéticas
La conferencia que acaba de comenzar este viernes en Moscú debería haberse celebrado el pasado 4 de septiembre, pero tuvo que suspenderse al negarse Kabul a participar en ella. Se argumentó que este proceso «debe estar dirigido por afganos». El Kremlin, no obstante, puso toda la carne en el asador para relanzar los preparativos y llegar a la actual convocatoria.
Esta nueva mediación de Rusia en el conflicto afgano se inscribe dentro de un esfuerzo pacificador más del presidente Vladímir Putin, acusado de atizar conflictos, envenenar a «traidores» y desestabilizar las democracias occidentales. Adquiere para el Kremlin una especial importancia, ya que se produce en la víspera del aniversario de la intervención de la URSS en Afganistán. En febrero de 2019 se cumplirán 30 años de la retirada de las tropas soviéticas del país centroasiático y en diciembre, también del año que viene, 40 del comienzo de la contienda.