Casi el 14% de las barcelonesas ha sufrido una agresión machista
La percepción de la violencia machista en Barcelona ha mejorado en los últimos años, sin embargo aún resulta preocupante la falta de una concepción estructural y feminista de este fenómeno. Esta es una de las principales conclusiones que se extrae de la encuesta de Violencia Machista en Cataluña de 2016, que se presentó ayer en el marco de la Jornada de Masculinidades y Cambio Social.
En 2016, año en el que el 13,8% de las barcelonesas sufrieron algún tipo de agresión machista, mientras que un 2,3% sufrió hechos muy graves, los barceloneses dieron muestras de identificar con mayor facilidad la violencia física que la psicológica, con especial mención a lo que se refiere a la falta de identificación por parte de los jóvenes de las manifestaciones de control (11,7%), y especialmente preocupantes resultaron las cifras en lo que se refiere a la identificación de la violencia sexual, ya que aún se registró un 7% de hombres y un 5% de mujeres que no la identificaban como tal. Además, los datos de la encuesta también ponen de relieve que los hombres tiene más dificultades que las mujeres a la hora de identificar la violencia machista, mientras que las personas mayores identifican menos las manifestaciones más tradicionales de violencia y los jóvenes, las relacionadas con las tecnologías. De hecho, un 20% de los jóvenes entre 16 y 29 años no consideran violencia machista enviar mensajes al móvil continuamente para controlar, cifra que se reduce al 11,4% entre las jóvenes.
Por lo que se refiere a la percepción de la violencia machista en función de la educación y situación laboral, los hombre jubilados y parados y las mujeres jubiladas que realizan trabajo doméstico no remunerado son quienes menos identifican esa violencia, mientras que los hombres con estudios primarios presentan valores más elevados de no identificación del fenómeno que aquellos con otros niveles formativos.
En cualquier caso, desde 2010, cuando se realizó la última encuesta de estas características, las cifras de rechazo hacia la violencia machista han mejorado considerablemente. A modo de ejemplo, en 2010 un 41% de los hombres consideraba que controlar dónde, con quién y qué hace en cada momento la pareja era violencia, mientras que ahora lo considera un 63%: por otra parte, si entonces un 69% de los hombres consideraba que dar una bofetada era violencia, ahora lo considera un 85%.
La encuesta también refleja la percepción de los barceloneses respecto a las posibles causas de la violencia machista y en este ámbito resulta especialmente preocupante la confusión que existe entre las causas estructurales y los factores de riesgo, especialmente entre la población mayor de 65 años. Y es que solo un 56,6% de los hombres -por un 74,5% de las mujeres- considera el machismo y la creencia de que los hombres han de tener poder sobre las mujeres como la causa de este fenómeno y únicamente un 23,3% -42,9% de las mujeres- identifica el cambio del papel tradicional de hombres y mujeres como una causa. Por contra, el 87,4% de las mujeres y el 76,3% de los hombres señalan el consumo excesivo de alcohol y drogas, un 45,3% de las mujeres identifican la tendencia natural de los hombres a la violencia por un 20.3% de los hombres, y un 69% de la población femenina reconoce el haber vivido anteriormente situaciones de violencia como una causa.
Así pues, el reconocimiento de la violencia machista en Barcelona ha mejorado de forma significativa en el periodo que va de 2010 al 2016 y concretamente el aumento de la identificación es mayor entre los hombres que entre las mujeres, pese a que es necesario impulsar la pedagogía enfocada sobre todo a difundir la concepción más estructural y feminista del fenómeno de la violencia machista y sus causas. En este contexto, especialmente relevante es el papel que juega el servicio de Atención a los Hombres (SAH) del ayuntamiento de Barcelona, dirigido a los hombres mayores de 21 años que ejercen la violencia machista sobre sus parejas y que acuden al servicio de forma voluntaria. Éste ha demostrado la eficacia de su intervención psicosocial para reducir la violencia psicológica, la física, la de control, de la intimidación y para reducir ciertas creencias sexistas y, en este sentido, en el presente mandato la Regiduría de Feminismo y LGTBI ha incrementado en un 91,5% las horas de profesionales del SA.