Habitar la casa

Habitar la casa es “hacer la casa” en la vida cotidiana. Significar el hacer concreto en ese espacio, no necesariamente ese habitáculo. Por ejemplo, los miembros de una cofradía, quienes han sido encargados de un espacio considerado sagrado, de una imagen considerada milagrosa, de una fiesta con un motivo aceptado trascendente “habitan” ese espacio, ese territorio, esa capilla donde se exhibe la imagen, esa fecha de fiesta. Habitar es hacer una red de significaciones, un tejido de significados junto con una comunidad, o colectivo con quien nos identificamos, puede ser la casa familiar, la casa de los sueños, el territorio sagrado, el encargo sacramental.

La noción de Patria fue la versión laica de una casa de todos, basada en la idea de una historia común. Y así, el gran colectivo nacional “habitara” e hiciera suyo, territorio, espacio e historia. Por eso la educación nacional enseña o enseñaba historia patria, los cimientos de la casa de todos. Los errores y el exceso de autoritarismo de quienes detentaron el poder evitaron llegar desde un país basado en fronteras a una casa común. Olvidaron la historia de los pueblos asentados en el territorio, quienes al resistir la impostura se rebelaron o se retrajeron y prefirieron vivir en resistencia, habitando y defendiendo su espacio, la casa de sus mayores.

Hoy es manifiesto el error de quienes detentan poder político y económico, al considerar que los pueblos primigenios de nuestro país deben integrarse al modelo neoliberal y dejar de habitar su casa común, por ejemplo, al no aceptar que un espacio considerado sagrado o herencia de sus mayores, aun sin tener habitantes cotidianos, puede ser objeto de comercio. Esos territorios son habitados por los pueblos para significar su vida e historia entera. El neoliberal jamás lo aceptará y tratará de quitárselas. ¿Por qué los gobiernos, incluso el electo, nunca hablan de defender el “habitar la casa” de cada pueblo? ¿Por qué no defiende el derecho a migrar de los colectivos cuya casa ha sido derribada por la violencia vil, y buscan otro lugar para edificar y habitar una nueva casa de todos?

La idea de “desarrollo”, antes buena idea es hoy pretexto para la expoliación. Es hora de la propuesta del “buen vivir”, forma de significar la vida cotidiana con base en la construcción colectiva y cotidiana de “una casa” de y para todos.