El don de la libertad
0
Asistir a la cena de los Cavia es, además de un inmerecido privilegio, una ocasión impagable para recibir una lección de liberalismo. Releer el listado de los 98 premiados, desde 1920 hasta hoy, es recorrer la historia de la literatura y del pensamiento españoles a lo largo del último siglo. Desde Pemán hasta Alberti, por no salir de Cádiz, la Cuna de la Libertad. Rojos y azules, monárquicos y republicanos están en ese listado que solo puede escribir un periódico con la tinta fresca e insobornable de la libertad. El liberalismo de ABC no es una pose, tan propia de estos tiempos de postureo. Es una realidad palpable que se hace evidente si repasamos las firmas que han dejado huella en sus Terceras. Ahí sí que está la tercera España que busca Gregorio Marañón para seguir la estela de su padre, y que inspira un artículo premiado por ABC donde se menciona la frase del muy republicano Azaña que habría que recordarle a más de un guerracivilista de tuiter y sofá: paz, piedad y perdón.
Uno de los peligros que nos acechan en el abismo del futuro es el reverso del liberalismo. En España se ha instalado un discurso basado en la exclusión del otro en nombre del progresismo, vulgo progresía. Se le llama casposo si no se ajusta a los cánones vitales de la nueva clase dominante. Delibes y Lorca son casposos porque escribieron páginas memorables sobre la caza y los toros, o eso dicen los que se creen dueños de la razón y el progreso. El problema no está en los galgos ni en las escopetas, en la muleta ni en la sombra mítica del toro que se proyecta sobre la arena de la platónica caverna que los progres recalcitrantes no entenderán jamás. El problema está en Fromm, en el miedo a la libertad del otro. Un miedo que nace de la inseguridad en uno mismo. Quien está convencido de sus valores no teme a los del adversario. Todo lo contrario. Los acoge, los discute civilizadamente, incluso los premia… Porque el liberal de verdad sabe que nadie se lleva de calle a la razón. Empezando por él mismo.
Frente al populismo no cabe la receta básica de enfrentarlo con su contrario. Lo mejor es aplicar el liberalismo que siempre han odiado los totalitarios de uno y otro signo porque el liberal nunca será su enemigo. Escribir en ABC es un privilegio. Como el mayor don que los cielos dieron al hombre según Cervantes: la libertad.