Sánchez explora un formato para camuflar la relación bilateral con Torra
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Por ello están dispuestos a «aprovechar» la presencia de todo el Gobierno en Barcelona para visibilizar su voluntad de encontrar vías de entendimiento desde el reconocimiento de que en esta comunidad se dan «circunstancias especiales», según reconocen en el Gobierno. Lo único que está descartado por completo es la propuesta original de la Generalitat, que pedía una cumbre en pleno entre los dos gobiernos. «No corresponde ni procede», dicen desde el Gobierno.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, le comunicó la pasada semana, formalmente, esta negativa a su interlocutor en el gobierno catalán, Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat y consejero de Economía y Hacienda. Pero la relación entre ambos es buena. En la tarde del lunes los dos mantuvieron un encuentro en Barcelona en el que también participó la consejera Elsa Artadi para ultimar los detalles respecto al desarrollo del 21 de diciembre. Un encuentro que se cerró la pasada semana a propuesta de la vicepresidenta Calvo y que, según el Gobierno, se desarrolló de forma «positiva para todos».
Fruto de esos resultados, la vicepresidenta reconocía ayer públicamente su convenciemiento de que finalmente «habrá encuentro entre Sánchez y Torra». Pero, descartada la reunión de los dos gobiernos, se abre paso la posibilidad de otros encuentros en paralelo a la de los líderes, con lo que de facto el resultado podría ser un sucedáneo de cumbre como quería la Generalitat pero con el Gobierno pudiendo decir que rechazó la propuesta de los independentistas. «En esto no hay ningún problema», aseguró Calvo. Eso sí, en el entorno del presidente del Gobierno se insiste en que el formato que defienden es «de presidente a presidente», con lo que estas otras reuniones podrían discurrir de forma paralela pero sin incluir a Sánchez y Torra. Ni siquiera esto está resuelto.
«Dos a dos»
Otras voces del entorno del presidente descartan darle más importancia al formato, lo que abriría la puerta a que finalmente los presidentes estuvieran acompañados dando lugar a un formato más amplio. También está la opinión, en el Gobierno, de los que creen que se puede dar un formato «dos a dos» o «tres a tres» en el que la vicepresidenta, Carmen Clavo, la ministra Meritxell Batet y quizás algún ministro del área económica pudieran reunirse con Aragonès, Artadi y algún otro consejero.
Aunque este formato supondría una diferencia indudable con otras comunidades autónomas, por ejemplo cuando el Consejo de Ministros se celebró en Sevilla solo se vieron Sánchez y Susana Díaz, en el Gobierno dan la vuelta a ese planteamiento y lo enmarcan en la normalidad de los contactos ya existentes. Justifican, además, que hay que «abrir paso a la política» ya que «no se puede suspender una autonomía, pero sí podemos buscar una respuesta política». En su comparecencia, ayer en el Senado, Sánchez lanzó un guiño al independentismo al calificar como
«una broma más» la petición del PP de poner en marcha otra vez el artículo 155 de la Constitución.
En cualquier caso, y aunque todo gira en torno al día 21, pasado mañana, ni siquiera está cerrada la fecha. Según fuentes del Gobierno, de momento «todos» los miembros del Ejecutivo se desplazan a Barcelona el mismo viernes por la mañana. «Salvo los que tengan una agenda propia», matizan. Ahí es clave el foro de Fomento del Trabajo, al que podrían acudir varios miembros de uno y otro gobierno y que podría dar lugar a nuevos encuentros bilaterales. Pero en La Moncloa, por el momento, no se confirma ninguna presencia en dicho foro.
Estos contactos y la cita del viernes pretenden rebajar el nivel de tensión de la pasada semana, cuando el Gobierno anticipó que tomaría medidas en Cataluña que finalmente se limitaron a tres cartas a modo de advertencia. Tras los incidentes con los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR), Sánchez sí ha endurecido su tono con el independentismo. Ayer mismo en el Senado despreció los dos referéndums ilegales calificándolos de votaciones «para su pandilla», negó la existencia de presos de conciencia en España y volvió a rechazar la posibilidad de un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Sí defendió, una vez más, la propuesta de que la solución puede venir de la mano de una reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña.
Confianza de Aragonès
El fondo de su estrategia en Cataluña sigue siendo la misma. El presidente del Gobierno ha planteado su idea de que «Cataluña tiene que hablar con Cataluña», que «la unilateralidad es todo lo contrario a diálogo» y que «si ustedes renuncia a la unilateralidad se podrán trascender los bloques». Y que, en ese momento, el Gobierno se compromete a «acompañar» y «crear las condiciones» para que ese entendimiento pueda cristalizar.
Desde la Generalitat, en manos de JpC y ERC, por su parte, también se apuesta por llegar a acuerdos, pero siempre que pasen por algún tipo de reconocimiento jurídico para Cataluña que permitan, a medio o largo plazo, lograr su objetivo: la secesión, con referéndum o sin él. A corto plazo, Aragonès insistió, este martes en público, en que el encuentro con
el Ejecutivo de España tiene que ser «de gobierno a gobierno» y se abrió a un abanico de posibilidades, sin concretarlas.
Respecto a la seguridad de cara al 21-D, en Barcelona. Aragonès dejó claro que «por supuesto» está garantizada y mostró su absoluta confianza en la «profesionalidad» de los agentes de los Mossos d’Esquadra y en su «vocación de servicio público».
En este sentido, los sindicatos del Cuerpo policial autonómico darán una «tregua» a la Generalitat en sus reivindicaciones laborales. Demostrarán su «profesionalidad» posponiendo sus protestas hasta después del 21-D, según anunciaron ayer en rueda de prensa. En definifiva, el viernes no habrá huelgas encubiertas, informa Jesús Hierro. También critican que, a dos días del operativo, todavía no se les haya informado del plan policial.