En defensa de la autonomía universitaria
Una de las pocas conquistas de las que le educación en México puede gloriarse después de la “revolución mexicana”, desde la época en que Vasconcelos instituyera el Ministerio de Educación Pública (antecedente directo de la SEP) lo es la autonomía universitaria.
Sin embargo, ante una nueva reforma educativa en ciernes, el Gobierno federal omitió dicho concepto—por descuido o por intención centralista en el peor de los casos—generando intranquilidad en el ámbito académico en el país.
Sin embargo, este “descuido”, con toda la gravedad que entraña no fue advertido por la UNAM o sus especialistas de Investigaciones jurídicas; ni por el Instituto Politécnico Nacional sino por la Universidad Autónoma de Coahuila en voz de su Rector: el Ingeniero Salvador Hernández Vélez.
Dotado de la fuerza que la razón concede, y haciendo gala de un amplio bagaje histórico-cultural, Hernández Vélez remitió un comunicado oficial en defensa de la autonomía, dirigida al Secretario de Educación Pública tanto como al presidente López Obrador en los siguientes términos:
“Derivado del análisis de la iniciativa en cuestión, consideramos que algunos de los cambios propuestos requieren de un análisis más profundo que incorpore la opinión, no sólo de legisladores, sino también de diferentes actores e instituciones relacionados con la educación, como son las universidades, académicos, docentes, padres de familia y organizaciones de la sociedad civil”... “Nos preocupa que la redacción de la fracción VII del artículo tercero constitucional que se propone en el texto de la iniciativa publicada en la Gaceta Parlamentaria, implique la eliminación del principio de autonomía universitaria que, por mandato de ley, le ha sido concedido a muchas universidades de nuestro país.
“La autonomía universitaria es producto de un proceso global de largo aliento que comenzó en Europa en el siglo XI…En nuestro país, la autonomía se logró gracias a una larga lucha de muchos sectores sociales, preocupados por garantizar independencia entre los cambios en el gobierno y la planificación a largo plazo del quehacer de las universidades. Por ende, se trata de un principio que como sociedad debemos defender.
Esta valiente y oportuna defensa de la autonomía por parte del Rector de la UAdeC es tan oportuna como loable, y más viniendo de un estado eminentemente federalista, libertador y cuna del constitucionalismo en México.