Defendamos presupuesto a universidades
Nunca imaginé que algún gobierno propusiera la reducción del presupuesto a nuestras universidades, y menos que los legisladores, siguiendo esa línea, lo aprueben. Aunque siempre llega un día en que sucede lo inimaginable.
Cuando observamos el ranking mundial de universidades y vemos que aún estamos muy debajo de la mayoría mundial, lo que podríamos demandar es que con esos recursos se mejoren los resultados, pero reducirlos en esta situación, no lo explico, y menos lo justifico. La educación es todo, de inicio a final. En educación se invierte, no se gasta.
La misión del sistema educativo es el desarrollo pleno de los ciudadanos. La educación nos prepara para una vida activa, participativa y colaborativa en el mundo laboral. Más cuando vamos ese mundo es cada vez más competitivo. Es la base del presente y del futuro de México.
La política de equidad en la educación es la que ofrece y garantiza mismas oportunidades a todos los estudiantes, sin fijarse en su situación económica. Gracias a esta política logré estudiar en la UNAM y luego con beca del CONACyT estudiar en la London School of Economics de Inglaterra. De otra forma me hubiera sido imposible. Fuimos una familia de nueve hermanos y gracias a la gratuidad, la mayoría logramos estudios universitarios.
Hasta ahora en México este sistema público de escolaridad y becas nos permite a los mexicanos el ejercicio del derecho fundamental a la educación. Todos los gobiernos hasta ahora, han apostado fuerte en eso. Invertir más y mejor. Cuidar una sana relación entre gasto y rendimiento escolar. Es indispensable analizar a dónde se destinan los recursos presupuestarios, para avanzar en puntos fundamentales y lograr una educación profesional de calidad.
La denuncia de que los sueldos de los dirigentes universitarios son más altos que los del presidente amerita revisión, y de ser cierta, ajuste. Igualmente revisar los salarios de docentes y de investigadores, así como recursos destinados a la investigación científica para que las universidades cumplan mejor con su misión. Cierto “todos coludos o todos rabones”. Pero, ni así se justifica la reducción del presupuesto universitario.
Fui profesor universitario por casi 20 años, con salario que no alcanzaba ni para la gasolina para ir a clases, pero mi motivación ha sido siempre colaborar con mi alma mater y con los futuros profesionistas. Conozco la vida precaria de la mayoría de los docentes que viven al día, conservando su lugar, por vocación y para su sustento elemental, sin lujos. Mucho cuidado con afectar negativamente el futuro de los mexicanos.