Declara en el juicio al «Chapo» el que fuera el mayor distribuidor de droga del cartel de Sinaloa en Chicago
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Flores, ciudadano estadounidense de 37 años, hijo de un emigrante mexicano al que ayudaba a descargar cargamentos de drogas del cartel de Sinaloa y de los Beltrán Leyva desde que tenía unos siete años, recordó en su primer día de testimonio en el juicio contra Guzmán Loera, que a los 20 años él y su hermano gemelo Margarito se unieron al negocio de la familia.
La droga la recogían en diversos lugares y, al principio, a través de intermediarios, era distribuida en Chicago, Nueva York, Filadelfia, Minneapolis y Milwaukee y otras ciudades. En 2004, los hermanos se escaparon a México tras conocer que eran buscados por las autoridades y un año después conoció al «Mayo» Zambada y luego a Guzmán Loera.
El testigo, que vestía uniforme azul de prisionero, ya que cumple una sentencia por narcotráfico, recordó que en su encuentro con Zambada, quien, según la defensa del Chapo, es el verdadero jefe del cartel de Sinaloa y no su cliente como alega el Gobierno de EE.UU, el «Mayo» elogió la habilidad de los gemelos para traficar droga en EE.UU. «Imagínense si fueran trillizos», recordó en su testimonio en la corte federal para el distrito este de Nueva York, en Brooklyn, donde Guzmán Loera sigue atento a cada testimonio de quienes fueron sus aliados, toma nota y discute su caso con sus abogados.
Tampoco olvida su primer encuentro, de unos tres, con Guzmán Loera, en un rancho del acusado en las montañas en Culiacán, a la que fue con su hermano, adonde fueron conducidos por un hombre armado y en la que acordaron
que ya no habría intermediarios
para la distribución de la coca en su región. Recordó haber estado muy nervioso y mucho más aún cuando vio a un hombre desnudo atado a un árbol, a orillas de la carretera, y el lugar vigilado por unos 40 hombres.
Guzmán Loera, que vestía pantalones vaqueros, camiseta y gorra de béisbol, bromeó con Flores, que usaba pantalón corto. «¿Con todo ese dinero que tienes no podías permitirte comprar el resto de los pantalones?», recordó que le dijo el acusado, a quien «Mayo» Zambada ya le había informado que los hermanos eran buenos distribuyendo droga.
Los hermanos comenzaron a trabajar directamente con ambos y entre 2005 y 2008 habrían traficado sin intermediarios unas 38 toneladas de cocaína y heroína que les llegó a través de compartimentos secretos en trenes y camiones, de la que pagaron 800.000 dólares a sus socios. En 2008 optó por entregarse a las autoridades en Chicago después de que su esposa quedara embarazada porque quería un mejor futuro para su hijo, fuera del narcotráfico, y en un momento en que había una guerra entre Guzmán y Arturo Beltrán Leyva.
Pedro Flores, que saldrá de prisión en el 2020, comenzó a cooperar con las autoridades y grabó conversaciones con Guzmán y otros miembros del cartel, que entregó a las autoridades. Hasta ahora, en los interrogatorios de este proceso judicial se habían explicado cómo se traficaba la droga desde Colombia a México y cómo era enviada después a EE.UU utilizando vehículos, trenes, y túneles. Con este nuevo testigo se escuchará cómo operaba el negocio una vez que la droga llegaba a EE.UU.
Flores, que fue acusado junto a su hermano Margarito de narcotráfico en una corte federal en Chicago, se enfrentaban a cadena perpetua pero fueron sentenciados a 14 años de cárcel por haber cooperado con las autoridades.