Todo apuntaba a que la tarde se iba a marchar por los derroteros de la decepción, tanto en lo artístico como en lo ganadero. Pero no. Y eso que el propio Castella anduvo sin confianza y con escaso ánimo frente a un toro, su primero, muy pobre de cara y totalmente descastado, con el que se acabó atascando de tal manera con los aceros que le tocaron los tres avisos. Un triste pasaje que parecía decir mucho del preocupante momento de Castella. Pero nada más lejos de la realidad. Armado de moral, igual que el guerrero herido en la batalla... Читать дальше...