Suena el teléfono y la noticia me hermana en la orfandad que hoy sin duda sentirán los compañeros de una redacción que fue durante tantos años la mía. Abuso del privilegio de la columna para desvelar una mentira que, da igual donde labore uno, recorre siempre los lugares de trabajo. No es verdad que nadie sea imprescindible. Elena Franco lo es y lo notarán, lo sienten ya, los compis de ‘El Mundo’. Elena no titulaba, no seleccionaba, ni investigaba ni redactaba, pero sin su inmensa generosidad, diligencia... Читать дальше...