El libro que acabo de leer se cierra con una frase tajante: «Ya se imaginarán ustedes lo que me recorre el cuerpo cuando oigo decir que el peligro del comunismo es un fantasma inventado por el imperialismo. A quien así habla, que Dios le coja confesado. Yo ya estoy de vuelta... no deseo otra cosa que, los que van, estén pronto de regreso, como yo».
El que nos transmite este mensaje final no es un fascista, ni un miembro de la extrema derecha, ni un capitalista opresor. Se llamaba Julián Fuster Ribó, era un cirujano catalán, republicano, miembro del PSUC, que participó en la guerra civil. Al concluir ésta, pasó a Francia, fue internado en el campo de acogida de Saint-Cyprien...
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