Una veintena de «mataleones» y más de diez robos a navaja en la Casa de Campo
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La delincuencia en el interior de la Casa de Campo y zonas aledañas se ha incrementado significativamente en los últimos meses, con una veintena de «mataleones» –una técnica de estrangulamiento hasta que la víctima pierde la conciencia para quitarle sus pertenencias- y más de diez robos cometidos a punta de navaja. Según ha podido saber ABC, estos hechos se han producido desde finales del año pasado hasta ahora, a excepción de los casi tres meses de confinamiento, donde apenas se denunciaron este tipo de infracciones. Las preocupantes cifras se engloban dentro de los más de cien delitos registrados en el enclave desde que en enero de 2019 el albergue juvenil Richard Schirrmann fuera convertido en un recurso habitacional de emergencia para acoger a menores extranjeros no acompañados (menas).
En el interior del mayor pulmón verde de la capital, existen al menos una decena de puntos marcados en rojo por las autoridades debido al riesgo potencial de trabajadores, transeúntes y turistas. Entre ellos destacan las inmediaciones de las estaciones de metro de Batán, Casa de Campo y Lago; el entorno del teleférico; los aparcamientos del Parque de Atracciones y el Zoo; el paseo del Embarcadero, el paseo de la Venta del Batán y el camino del Robledal. Ello ha motivado que tanto la Policía Municipal, a principios de junio, y la Nacional, mes y medio después, hayan reforzado las labores de patrullaje mediante sendos dispositivos destinados a paliar la escalada delictiva. El Cuerpo Nacional ha movilizado a las Unidades de Caballería y UPR (Unidad de Prevención y Reacción), en turnos de mañana tarde y noche, para vigilar los citados puntos y el paso subterráneo de la calle de Villavaliente.
Este túnel fue el escenario de un brutal atraco a manos de dos menores de origen magrebí, que dejaron sin conocimiento a una vecina de 58 años después de asaltarla por la espalda con la mencionada técnica del «mataleón». La mujer despertó a los pocos minutos, tirada en el suelo y con un fuerte golpe en la cabeza. «Me daban temblores», relataba días después del suceso a este diario. Este método, propio de las artes marciales, entraña un riesgo extremo al quedar la persona que lo sufre con los pies suspendidos mientras poco a poco se queda sin respiración. Bien lo sabe la última víctima, agredida esta vez en Madrid Río por tres jóvenes «de acento marroquí», como así señaló en la pertinente denuncia.
De regreso a la Casa de Campo, cabe señalar que antes del confinamiento se produjo un intento de motín en el centro de primera acogida, saldado con una decena de detenidos. Este caso se suma a la treintena de delitos denunciados dentro del propio recurso, la mayoría por agresiones, amenazas y robos con fuerza; aunque dos de ellos estarían relacionados con abusos sexuales. En el exterior de la residencia, se ha detectado desde hace tiempo la afluencia de grupos –formados principalmente por antiguos internos de los centros de este centro y el de Hortaleza– desplazados hasta el parque para acampar al raso. Tanto la Policía como los operarios de limpieza del Ayuntamiento de Madrid se han topado en reiteradas ocasiones con enseres semiocultos entre la maleza, procediendo a su retirada.
Los robos con fuerza en vehículos, en el vasto aparcamiento del Parque de Atracciones; y los asaltos a turistas –en su mayoría extranjeros que no denuncian o prefieren hacerlo en sus países de origen– en los aledaños del Teleférico son también señalados por varios trabajadores de la zona, testigos directos de la dura realidad que se cierne sobre el espacio.
Allí, la Policía cifra entre 15 y 20 el número de jóvenes conflictivos, todos ellos magrebíes, asentados tanto dentro como fuera del centro. Ello, no obstante, supone menos de un tercio en relación a las 66 plazas que presenta el recurso asistencial, más aún, si se tiene en cuenta que no todos los detenidos están bajo la tutela de la Comunidad de Madrid. En total, alrededor de 60 menores extranjeros solos han pasado por las dependencias del Grupo de Menores de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid (Grume) desde enero de 2019, mes en que fue reconvertido el uso del albergue juvenil de la Casa de Campo; si bien, no todos provienen del mismo lugar.
Algunos de los enseres retirados de la Casa de CampoEn ese sentido, un informe realizado el pasado mes de julio por el Sindicato Unificado de la Policía (SUP), después de recopilar los atestados más recientes relacionados con esta casuística, concluyó que tres de cada cuatro arrestados que pasan por el Grume son menas. El análisis subraya también el empeoramiento de la situación cuando los autores de estos hechos cumplen la mayoría de edad, momento en que dejan de estar «bajo la tutela de las instituciones públicas y pasan más tiempo en la calle, lo que produce mayor desarraigo y aumento de las oportunidades para cometer delitos».
En términos generales, el número de menores extranjeros no acompañados atendidos por la Comunidad de Madrid durante 2019 ascendió a 1.229, de los cuales 314 fueron tutelados. A comienzos de año, 671 menores estaban al amparo de la Consejería de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad, responsable a su vez de los principales recursos de acogida de la región.