Las Yáñez
Si algo ha traído la Cuarta Transformación es la enorme, efervescente y pujante participación del pueblo para esa grande, grandísima, tarea del cambio histórico que pronto harán dos años de ser anunciada y decretada desde Palacio.
Aquí no se desdecirá. Todo lo contrario. Aquí, ese ímpetu transformador, ese brío revolucionario es para agradecerse. Impulsarlo. Fomentarlo. Pues la patria, ya se sabe, anda urgida de nuevos liderazgos, timoneles, camaradas y demás propulsores del único cambio verdadero.
Es la dicha del momento, la gloriosa dicha de ser parte del afán transformador. Se palpa por doquier. La rebatiña ya está a todo su esplendor. Ya se jalonean, ya se apiñan en los corredores del partido, en los apartados de oficinas, en los paseos por los jardines palaciegos, ya se empujan en las antesalas de Palacio, ya reclaman, ruegan se les incluya en las listas de candidaturas a diputados federales, para los congresos locales, para alcaldías, para gubernaturas. Muchos se han desgarrado las vestiduras. Otros, han empeñado hasta sus almas. Casi todos se han soltado de lengua cual alegres jilgueros ya sin pudores zalameros hacia la 4T y su líder guía.
El tema da para el desahogo de varias cuartillas, artículos, papers. Pero permítame —aunque breve pero no menor de encendido de ánimos— detenerme en dos de esas efusivas ciudadanas del cambio: las Yáñez.
Una: Dulce María Silva, quien lleva el Yáñez añadido a su ser luego de su matrimonio con César Yáñez, anterior secretario particular de nuestro Presidente y actual coordinador general de Política y Gobierno de la 4T. La segunda: Claudia Valeria. Ella tiene el Yáñez por denominación de origen. Es la hermana del mismo César Yáñez de líneas anteriores que, como ya se describió, despacha en Palacio y es cercanísimo a nuestro Presidente.
Dulce es tlaxcalteca. Empresaria. Militante de Morena. Cuando contrajo nupcias con César Yáñez, en septiembre de 2018, fueron portada de la revista ¡Hola!, bajo el título “La elegante y romántica boda…”. En tanto, Claudia Valeria es diputada federal por su natal Colima. Militante de Morena. Es terapeuta y tiene estudios en “psicología genética, autoestima, pareja y logoterapia”.
Las dos, emprendedoras como son, ahora mismo están apuntadas en lograr la candidatura para gobernadoras en 2021 y por sus fueros. Nada de nepotismo ni malinterpretaciones: es la gloriosa unidad familiar que se dirige al devenir histórico sin miramientos ni pausas.
La diputada Claudia Valeria no para en actividades promocionales. Casi no hay semana que la prensa local no destaque sus dichos por el bien de Colima. Incluso está empeñada en ganarle la nominación a la delegada estatal Indira Vizcaíno, a quien ha solicitado su remoción por “actos de corrupción”.
En Tlaxcala, a Dulce María hasta la incluyeron en una encuesta dada a conocer este 17 octubre (MassiveCaller). Dulce se acerca en preferencias a la delegada Lorena Cuéllar, que igual busca la candidatura por Tlaxcala. Dulce había pretendido ser alcaldesa de Huamantla en 2015 sin éxito. Leo los portales de noticias y describen que en 2016 fue vinculada por fraude, detenida en un penal de Puebla y después liberada. Malquerientes, no faltaron quienes sugirieron que en su liberación intervino el mismísimo AMLO.
En todo caso, nada como el arrepentimiento y el compromiso purificado. El gusto es todavía mayor al saber que familias, como las Yáñez, hoy están empeñadas en caminar al lado de nuestro Presidente en su insigne labor de histórica transformación patria. Así sea.
@fdelcollado