Poner moqueta en casa: ventajas y desventajas
Las moquetas se nos antojan cosa del pasado, recuerdos de los años 80 y 70 del siglo XX y seguramente de algunos viajes a las islas británicas ya lejanos en la memoria. Y es que podríamos decir que son un elemento demodé en la decoración de casas y apartamentos, un material que se vio superado por la llegada de los suelos de madera -y sintéticos- a precio asequible.
No obstante, esa misma sensación de ser algo vintage o retro, hace de ellas un elemento interesante cuando se quiere dar a un apartamento, o una habitación, un ambiente especial y diferente. Aparecen como un recurso que puede antojarse interesante, con sus ventajas pero también con desventajas legendarias, que incluso siendo algunas más bien leyendas urbanas, tapan el peso de las virtudes de la moqueta.
Por si estás pensando en darle un nuevo aire a tu casa, te desglosamos a continuación algunas de las principales ventajas, así como las desventajas, de las moquetas. No pretendemos decir que las moquetas son mejor opción que un suelo de gres cerámico y flotante, sino ayudarte en tu compra en el caso de que optes por ellas.
1. Moquetas sintéticas de polipropileno: Entre sus ventajas están el que se secan fácilmente cuando están mojadas; también son moquetas resistentes al desgaste y permiten quitar mejor que otras las manchas de suciedad, así como el moho. Suelen estar entre las más baratas, aunque depende de otras prestaciones que puedan tener, suben bastante de precio.
2. Moquetas de nylon: tienen virtudes similares a las de polipropileno.
3. Moquetas de fibra vegetal: suelen hacerse con sisal, cáñamo, bambú, yute, algas marinas o coco, y tienen como activo su belleza visual, aunque son duras y aíslan menos que las otras al no tener pelo. Son buenas captadoras de humedad, lo cual es interesante, pero al ser un material orgánico, no convienen en lugares muy húmedos porque pueden dar lugar a moho si la humedad procede de un escape. Son caras para las ventajas que aportan, aunque son resistentes. Otra ventaja es que acumulan menos polvo, pero se dejan aspirar peor.
4. Moquetas de lana: son las más caras con diferencia, y también las más confortables, con mayor capacidad de aislamiento térmico así como sonoro. Aunque son más difíciles de limpiar las manchas de suciedad, si llevan tratamiento antimanchas este problema se aminora. También es conveniente que lleven tratamiento anti-polillas. Por otro lado, aunque captan humedad, no permiten la proliferación de moho.
1. Sensación de calidez
Si bien es una observación arbitraria, para mucha gente una moqueta mullida da calidez a un piso o una habitación y otorga un confort visual que ayuda a estar en ella, al menos para muchas personas. En este sentido, la moqueta puede ganar la partida a los otros suelos. También en el caso de fibras vegetales pueden otorgar una elegancia austera y sofisticada al ambiente.
2. Aislamiento térmico
En el caso de la moqueta de lana, el aislamiento es tanto como el que pueda propiciar un suelo de madera. También algunos suelos sintéticos poco conductores de calor permiten aislamiento, que puede ser algo menos en lo que atañe a la fibra vegetal.
3. Retención de ácaros y polvo
Se dice mucho que las moquetas aportan ácaros y polvo al ambiente, y esto solo es cierto en el caso de suelos que se limpian poco y de forma inadecuada. Cuando se mantiene el aspirado constante, las moquetas juegan en favor de alérgicos y asmáticos, ya que retienen las partículas en su seno, evitando que con la recirculación o las corrientes de aire vuelvan a elevarse.
4. Regula la humedad ambiental
Del mismo modo que retiene partículas, la lana y las moquetas de fibras se "mojan" absorbiendo la humedad del ambiente, con lo cual la eliminan de la atmósfera; de ahí que en muchas zonas atlánticas se hayan utilizado tradicionalmente. Por contra, cuando el tiempo es más seco, tienden a soltar esta humedad de modo que compensan la falta de la misma.
5. Amortigua ruidos
Una moqueta mullida es el mejor aislante de ruidos de pasos nocturnos o incluso de las actividades y voces que se dan en el piso inferior.
6. La sencillez de instalación
La instalación es bastante más sencilla y rápida que la colocación de suelos flotantes, y no digamos ya los cerámicos. Incluso está al alcance doméstico si se estudia bien el proceso.
1. La limpieza
Si se nos caen productos químicos o bien aceites y salsas con colorantes, corremos el riesgo de tener que vivir con la mancha si la moqueta no está preparada, sobre todo en el caso de moquetas de lana. Además, si no se emplean regularmente limpiadores desinfectantes, pueden resultar poco higiénicas.
2. El precio
Las moquetas de una calidad media disparan su precio respecto al coste de algunos suelos flotantes o cerámicos económicos. Las moquetas de mayor calidad pueden resultar prohibitivas al bolsillo medio. Es conveniente mirar el precio por m² que tiene nuestro modelo elegido y calcular el presupuesto total para la superficie deseada.
3. La diferencia entre bajas y altas calidades
Las moquetas más económicas, generalmente sintéticas, no gozan de las virtudes de las mejores de lana o fibra, y normalmente se destinan a tarimas de auditorios y zonas de ferias y eventos. La diferencia entre ambos rangos puede oscilar en unos 20 a 30 euros por m².
4. Exige una constancia estricta en el aspirado
Las moquetas mantienen sus ventajas de librarnos de polvo y ácaros siempre que se aspiren con regularidad, en función de la contaminación del aire de cada zona y época del año. De lo contrario, sus ventajas se vuelven inconvenientes al acumular demasiadas partículas.
5. No valen para todos los espacios
En lavabos o zonas expuestas a la entrada de aire exterior pueden resultar poco adecuadas por acumular demasiada humedad y/o polvo.
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