Mis libros
Hoy es 12 de noviembre y es el Día Nacional del Libro. Lo celebraremos en medio de la pandemia y sin alguna actividad multitudinaria. Acaso webinars y actos similares por medio de computadoras y teléfonos celulares.
Para mi desgracia, y por mi propia indolencia, he perdido el hábito de leer. Tengo montones de libros aventados por toda mi casa y hasta un par en el auto, y termino viéndolos de reojo todos los días sin abrir sus páginas como quisiera. O como digo que quisiera, porque si de verdad quisiera, tal vez ya los hubiera terminado de leer hace rato. Es como hacer ejercicio: he perdido la costumbre, y se nota.
Tengo que encontrar de algún rincón de mi cuarto (creo) y terminar de leer Olinka, del maestro Antonio Ortuño. Debo conseguir mi ejemplar de Malasangre, de Diego Petersen, para mantenerme al día en esa serie tan imprescindible por bien escrita y por ser tan tapatía. Mi copia de La Jornada de un Escrutador, de Italo Calvino, tendrá que dejar de rodar por el asiento del Jetta. Y también tendrá que ya no rodar, ni rondar por mi cabeza, esa serie de cuentos que algún día escribiré, y el trabajo periodístico sobre ese grupo juvenil que hoy es un partido político.
Hay en mi casa lectores voraces que me hacen enrojecer. Mis hijos devoran libros seguramente con la facilidad que tenía yo en mis años de estudiante. “Leyón”, dice mi señora madre que me decían mis hermanos (que también leen, no se crea). Y de libros viejos y antiguos, casi todos ellos de historia, me provee mi señor padre cada que los visito. Antes eran para mí; hoy son para el mayor de mis hijos, que estudia Historia en la Universidad de Guadalajara.
Veo libros y recuerdo que alguna vez trabajé en Demos Editorial, donde editamos Doy fe: La Realidad es Mona, de Manuel Falcón; y una versión de historietas de Trino. Luego Diego Petersen cometió la salvajada de mandarme el camión al Distrito Federal con dos maletas llenas de libros para repartirlos en Gandhi y en El Sótano. Quien haya viajado en Metro con dos pesadísimas maletas llenas de libros, ya ha vivido mucho.
Pero divago. Hoy es Día Nacional del Libro, y hay que celebrarlo. Por eso, dejo este texto y me levanto a buscar los que tengo desperdigados.
Twitter: @baezamanuel