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Sophia Loren ya no quiere ser una diva

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Abc.es 
Han pasado algo más de diez años desde que la última película protagonizada por Sophia Loren llegaba a los cines. Aunque apareció en la tvmovie «Mi casa está llena de espejos» (2010), su último título de taquilla fue «Nine» (2009), la adaptación del musical homónimo que interpretó junto a reconocidas actrices como Penélope Cruz o Nicole Kidman. Ahora, durante este atípico año, la italiana, a sus 86 años, volvió a ponerse delante de las cámaras para rodar una película que llega este viernes directamente a los salones de los cinéfilos a través de Netflix. «La vida por delante» narra la historia de una superviviente del Holocausto (Loren) que se hace cargo de niños que han sido abandonados o cuyas madres no pueden hacerse cargo de ellos. Entre ellos, está Momo, un chico senegalés musulmán que le robó y que, hasta entonces, vivía en la calle.


«El personaje está inspirado en mi propia madre», confiesa Sophia Loren en un encuentro promocional de «La vida por delante» al que acude este periódico. «Tiene la misma fragilidad y sensibilidad que tenía ella. Pese a todo lo que había vivido y lo que sufrió durante la guerra, siempre encontraba la manera de seguir adelante», añade la actriz, que vivió una infancia marcada por la pobreza y el hambre en Pozzuoli (Nápoles). No es el único vínculo familiar con el que se teje la película. «La vida por delante» está dirigida por Edoardo Ponti, su hijo. «Me encanta trabajar con mi hijo. Tenemos muchas cosas en común. Ni siquiera tuvimos que trabajar en el guion porque no lo necesitamos. Es mi hijo, me conoce y sabe de que lo que soy capaz de hacer y cómo ponerme retos para hacerlo aún mejor», reconoce. Los títulos que ya habían compartido son «Between Strangers» (2002) y el cortometraje «Voce humana» (2014), pero su primer guion lo leyó cuando este apenas tenía 15 años. «Fue muy honesta conmigo. Me dijo que todo lo que estaba mal, que era mucho, pero se lo agradecí. Eso me permitió aprender», añade él entre risas.


«La vida por delante», que adapta la novela homónima escrita por Romain Gary, mantiene el mensaje social de la obra publicada en 1975, pero la traslada a una época más actual. «Fue muy importante rodear a mi madre de personajes auténticos que hubiesen vivido las historias que se cuentan o algo parecido. Momo, Ibrahima Gueye, es un inmigrante real que llegó a Italia desde Senegal. Vi a 350 niños para el papel, pero Gueye fue el primero y no pude quitármelo de la cabeza, y eso que ni siquiera tenía esa ambición de convertirse en actor», relata Ponti.


Halo de divismo

Madame Rosa, al igual que Sophia Loren, podría desprender un halo de divismo, uno que deslumbrase a cualquiera que estuviese cerca y que mostrase una pequeña idea de todo lo vivido, pero no lo hace. Ni el personaje quiere un reconocimiento por su labor (más allá de la compensación económica que demanda) ni Loren quiere ser en su día a día la diva por excelencia del cine italiano que realmente es. «Siempre he intentado ser como mi propia madre, una mujer fuerte y segura. Ella ha sido mi modelo a seguir», apunta. Para evitar que sus compañeros de reparto se deslumbrasen por el mito, Edoardo Ponti propuso convivir durante el tiempo que se desarrollaba el proyecto. «Cuando ves a alguien levantarse despeinada un día tras otro o te sientas en el sofá para ver la televisión con esa persona, te das cuenta de que es un ser humano más. Pero esa convivencia también le permitió a ellos –a Loren y a Ibrahima Gueye– tener esa conexión delante de la cámara», explica.


«Cuando la conoces te das cuenta de que es una persona normal y corriente. Empaticé mucho con ella como actriz porque dudaba en muchos momentos de su interpretación, era muy exigente consigo misma. Llegaba la primera, se iba la última. Se quedaba en los contraplanos para darte la réplica, podrías pasar el texto con ella tranquilamente antes de empezar a grabar...», recuerda la española Abril Zamora, quien interpreta a una prostituta que recurre a Madame Rosa para que cuide de su bebé. «No ves a una diva, es un mito. Cuando la ves de cerca ves a una señora que es una actriz de toda la vida a la que le apasiona su trabajo», añade.


Casualidad y éxito
Sophia Loren se convirtió en un mito del cine italiano y mundial casi sin querer. Al igual que Ibrahima Gueye, la italiana contaba con un instinto interpretativo incluso antes de si quiera soñar con ser actriz. La italiana, entonces conocida como Sofia Lazzaro, fue descubierta por el productor Carlo Ponti, más de veinte años mayor que ella y quien se convertiría años después en su marido y padre de sus dos hijos, cuando concursaba para convertirse en Miss Roma con apenas 15 años. Quedó segunda en el certamen de belleza, pero se abrió las puertas del cine.


Su carrera comenzó a despegar cuando conoció, entre otros, a Vittorio De Sica. «[Al director, ganador de cuatro Oscar] le gustaba trbajar con personas que no eran actores porque no tenía muy buena imagen de quienes sí lo eran», recuerda Loren en un tono jocoso. «La primera vez que trabajé con él fue en “El oro de Nápoles (L'oro di Napoli)”. Estaba muy contento de contar conmigo y me sorprendió mucho su reacción porque me dijo que empezábamos a rodar a la mañana siguiente. Mi respuesta fue: “¿Qué? ¿De qué hablas?”. Pero me dijo que no me preocupase, que me darían el guion, pero que una joven de la calle tan linda como yo podía decir lo que quisiese. Fue una gran forma de empezar», recuerda.


Desde entonces, se ganó el cariño del público y el respeto de la crítica al no dejar que su belleza le impidiese evolucionar como actriz. No ha habido género que se le resistiese. Eso y su esfuerzo propició que acumule dos premios Oscar (uno de ellos honorífico), cinco Globos de Oro, un León de Oro y diez David de Donatello.



—¿Le volveremos a ver delante de las cámaras?





—Por supuesto. No veo el momento de parar. Voy a seguir trabajando siempre.





Sophia Loren e Abril Zamora, en un fotograma de «La vida por delante» - Netflix
Abril Zamora, una confidente española
Sophia Loren e Ibrahima Gueye atrapan gran parte de las escenas que componen «La vida por delante», pero la historia de ambos no se comprendería sin Lola, una prostituta que no puede hacerse cargo de su hijo en el día a día y recurre a Madame Rosa. La española
Abril Zamora
la interpreta. «Ha sido una sorpresa desde el principio. No me imaginaba que me iba a salir una película internacional con Sophia Loren en un idioma que desconocía por completo. Ha sido una experiencia sorprendente como poco y cada paso que he dado dentro de la producción ha sido un regalo más grande», reconoce la intérprete a este periódico. «Es que tenemos que aprender muchos idiomas, si no no trabajaríamos tanto», rebatía Loren.



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