Hay en «Toy Story», en sus notas a pie de alma, detalles que hacen crujir los márgenes de la corrección que hoy nos rodea
Antes solía decirse, entre cinéfilos y quizá con intención provocadora, que todo estaba en La Biblia y en «El padrino», pero la aparición en el paisaje de ese Himalaya que fue Pixar (solo tiene ochomiles) permitió ampliar ese absoluto: todo está en La Biblia, en «El Padrino» y en «Toy Story», que se convirtió en la otra gran trilogía de la historia del cine hasta que hace un par de años, con la incorporación de su cuarta entrega, pasó a ser la mejor tetralogía de la historia. Una película, un universo, que transformaba la habitación de los...
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