¿Y qué hacemos ahora con el Pazo?
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El Pazo «se define como una ensoñación personal de Doña Emilia, que fue pionera del feminismo en España. Y fue un lugar para la creación cultural y al creación literaria», aseguró Rodríguez, «se debe convertir en un faro de la igualdad» que reivindique «el papel» y «la fuerza creativa de la mujer». Y sin que esto suponga «obviar en ningún momento» la historia del Pazo y «que ahí vivió un dictador», y que se trata de un lugar de creación que «fue deturpado por el Franquismo».
Blanquear a Franco
A la oposición le ha faltado tiempo para acusar a la Xunta de pretender «blanquear» el franquismo por no secundar su reclamación de que el inmueble se destine a la recuperación de la memoria histórica. «No nos fiamos de la Xunta después de tantos años de connivencia con la familia Franco», se descolgó el viernes Pablo Arangüena, vicesecretario del PSdeG y portavoz (ahora sí) de la ejecutiva del partido, «no podemos consentir que el PP desvirtúe la reivindicación de la memoria democrática».
En el tema de Meirás, el Bloque se ha arrogado en todo momento la autoría intelectual de la reversión del Pazo a manos públicas. También el viernes Ana Pontón se trasladó a las inmediaciones de Meirás junto a varios dirigentes nacionalistas para escenificar su reclamación para los usos futuros del inmueble. «No podemos permitir bajo ninguna circunstancia, como parece que quiere hacer la Xunta de Galicia, que se permita una especie de blanqueo del franquismo a la hora de abordar el futuro del pazo», proclamó, aunque la líder del Bloque no se cerró a que en Meirás haya «una vertiente cultural» que aborde la figura de Pardo Bazán. Además, pidió una gestión «consorciada» entre Xunta, Diputación de La Coruña y Concello de Sada. El ente provincial, por su parte, ha pedido la creación de una mesa multilateral con actores políticos y sociales para establecer a qué dedicar el inmueble una vez se ratifique la sentencia que entrega su titularidad al Estado.
Alonso Montero
Fuera del ámbito político hay voces que se sitúan más alineadas con la tesis de la Xunta. «Las personas que lleguen allí deben ir a ver el mundo de una escritora gallega muy importante, no lo olvidemos», defiende en conversación con ABC Xesús Alonso Montero, expresidente de la RAG, «donde quedó su espíritu y el de su familia, donde escribió alguna de sus obras más importantes». Pero, al mismo tiempo, «habría que dedicar un salón, una unidad didáctica, para la memoria histórica, con fotografías y paneles» que expliquen «cuál fue el destino del Pazo desde que estuvo en manos de Franco, su hija y los nietos».
«Meirás debe respetarse como territorio sentimental de Emilia, y en él Franco fue un intruso», añade el profesor de historia del arte de la USC Jesús Ángel Sánchez, por más que «la historia haya querido que convivan» ambos personajes. «La manera de contar las Torres de Meirás, que no el Pazo, debe partir siempre de Emilia, con todo el protagonismo, pero reservando una parte del discurso para no olvidar» el paso del dictador por sus piedras.