Muros con la línea del tiempo histórico
Las figuras, concebidas por Sergio Alberto Morelos Prado, de 33 años, son plasmadas en muros de la avenida Congreso de la Unión. Desde niño supo de su inclinación por el dibujo y su destreza en el uso del espray, con el que trazaba singulares signos en muros de Ciudad de México. Ahora mismo anda ocupado en completar una línea del tiempo con protagonista de la historia patria, escritores, poetas, personajes de la cultura popular y los nuevos héroes y heroínas que combaten el covid-19 en hospitales y clínicas especiales.
En esta galería al aire libre, única en la capital del país, lo acompaña Pedro Íñiguez, egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, quien prefiere el arte popular a la pintura de caballete, pues aquí su obra está a la vista de todos, pues transita desde Viaducto Río de la Piedad a Circuito Interior, territorio de Venustiano Carranza, la alcaldía que patrocina esta obra plasmada en los pilares que sostienen la Línea 4 del Metro, con una extensión de casi tres kilómetros lineales.
Aquí conviven desde Chabelo a Octavio Paz, junto a Sor Juana Inés de la Cruz y don Miguel Hidalgo, vecino de José María Morelos, y más atrás, Cuauhtémoc, Cuitláhuac, El Santo y doña Josefa Ortiz de Domínguez, entre otros 150 personajes que surgen desde Tenochtitlan hasta el México Moderno, pasando por la Revolución, incluso guerrilleros como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez. Los rostros e imágenes irradian como fantasmas por las noches, producto de un tinte especial.
“La constancia es muy importante”. Es una frase que no se cansa de repetir quien se especializó como pintor de autos, sin dejar atrás el grafiti, pues quedó hipnotizado en aquel combate de 2006, cuando participó en dos de los eventos más importantes de México, inaugurados en Iztapalapa y Neza, donde por primera vez delineó un rostro; no le gustó el trazo final, pero esto no significó una derrota, sino más bien fue un impulso para afinar su técnica ya encaminada.
Y así sucedió.
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Morelos Prado quiso estudiar Arquitectura, pero sus padres se divorciaron; entonces su papá le dijo que ya estaba demasiado grande y lo envió a rascarse con sus propias uñas, según sus palabras, así es que solo terminó la prepa y se dedicó a lo que le gustaba, el grafiti, en el municipio de Tecámac, Estado de México.
Pasaron dos años.
“Me gustaba ir con los chavos que patinaban y hacían varias cosas. Ellos compraban revistas especializadas y me empezaron a llamar la atención los dibujos”, comenta Morelos Prado, antes de reiniciar la imagen de Francisco I. Madero.
—Y ahí nace todo.
—Sí, porque pensé: si solo hago grafiti, pues son puras tonterías, porque nada más era dejar mi firma. Entonces, al ver esos dibujos en las revistas, me empezó a llamar la atención y de esa misma manera me empecé a disciplinar y a realizar un trabajo más formal.
Y luego de tomar cursos de aerografía, que le servían para pintar autos, también “aprendí a hacer cosas de decoración en negocios, en casas, ya un poquito mejor, y la constancia, ¿verdad?”.
La constancia.
—La constancia, la práctica…
—Eso –añade- me lleva a hacer un trabajo más profesional. Yo, por ejemplo, no tengo formación académica.
Y llegó su mayor prueba.
Hace cuatro años comenzó a trabajar en el Departamento de Arquitectura de la alcaldía Venustiano Carranza, donde le encargaron diseñar un proyecto de pinturas sobre la avenida Congreso de la Unión.
Y desde esa posición invita a compañeros de andanzas en el grafiti callejero, pero no todos aguantaron la presión, pues también se trataba de colorear otros muros de esa misma alcaldía, de forma paralela al de esa línea del tiempo en la avenida Congreso de la Unión, en la que colabora Pedro Íñiguez.
“Muchos de los que pasan por esta avenida no conocen la historia de nuestro país”, comenta Sergio Alberto Morelos Prado, mientras endereza la escalera. “En el tiempo que he estado haciendo personajes de la historia algunas personas te preguntan: ¿y ese quién es?”
—¿Y qué piensas de eso?
—Por eso estamos haciendo esto: para rescatar la tradición y la cultura, porque tampoco los niños saben lo que se está plasmando.
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El proyecto de la alcaldía Venustiano Carranza abarca tres kilómetros. Hasta ahora van más de 70 figuras, de 146 en total.
—¿Con cuál empezaron?
—Con un azteca que está saliendo de la estación Morelos. Ese fue como la prueba. Me dijeron: “háztelo, a ver cómo queda”. Entonces a todos les agradó el proyecto, porque no nada más es un dibujo, sino que trae colores fluorescentes. Por las noches brillan muy bonito.
En los tramos intervenidos también figuran hombres y mujeres dedicados a las artes plásticas y la literatura.
“Se trabajó de los aztecas a los mayas y de la Reforma al México moderno”, ilustra Morelos Prado. “Ahorita estamos trabajando, como pueden ver, con personajes de la Revolución. Y aparte, del mercado de Jamaica hacia el Viaducto, se va a trabajar el México Moderno”.
—¿Y qué te ha dicho la gente?
—Nos dicen que estamos haciendo una labor impresionante porque rescatamos nuestras raíces. Ellos mismos se dan cuenta que es una línea del tiempo. Esto que hacemos es algo constructivo porque niños y jóvenes, ya que pase la pandemia, regresarán a clases, y qué mejor que sepan apreciar la historia de nuestro país en estas pinturas.
La tarea de estos pintores incluye una investigación de los personajes cuyas figuras llevarán a los muros, hasta coincidir en lo más parecido, y en ocasiones topan con problemas.
—Yo presenté unas propuestas, pero si veo que no me agrada mucho la figura, busco otras. La de Ricardo Flores Magón, por ejemplo, fue un poco complicada porque sus imágenes salen muy borrosas. Entonces tuvimos que buscar durante horas, para poder concretar una.
—¿Y cuál personaje te ha llamado más la atención?
—En particular me gusta la cultura prehispánica, pero al final de cuenta todos me han gustado, todos son importantes.
Y del otro lado del pilar donde quedará la figura rematada por Sergio Alberto, su camarada Pedro Íñiguez empieza a delinear la de José María Pino Suárez.
Íñiguez copia el retrato del personaje de uno que en su celular, mientras que su compañero Sergio Alberto, del otro lado, da los últimos retoques a la figura de Francisco I. Madero.
—¿Y cuántas imágenes has hecho?
—Cerca de 40- responde Íñiguez.
—¿Qué es lo que más te gusta hacer?
—Pues esto, pintar es mi pasión; desde niño lo hago, siempre me ha gustado; por eso ahora, después de 20 años, sigo haciéndolo- responde Pedro Íñiguez, quien tiene 33 años, la misma edad de su compañero, cuya pasión por el arte urbano los ha unido en los muros que sostienen la Línea 4 del Metro.
Tienen la esperanza de que esas figuras plasmadas hagan reflexionar a la sociedad.
Y continúan con personajes de la Revolución mexicana, entre ellos don Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, que por las noches, junto a otros, destacan en refulgentes muros de la avenida Congreso de la Unión.