La prostitución en las calles de Alicante desciende desde que el coronavirus entró en escena. La principal avenida de la ciudad donde se realiza esta práctica ha visto cómo el número de mujeres se reduce a la mitad. Pero pese al primer impulso que hace pensar que este mundo deja de existir o que al menos ha perdido fuerza, la realidad que abofetea es otra: el número de pisos, espacios llenos de vulnerabilidad donde se trasladan algunas de estas mujeres, ha aumentado. Por otro lado, algunas de ellas han optado por regresar a sus países de origen hasta que la situación cambie.