La mentira
Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil Gamés meditaba en el principio de los años, esa mezcla de tedio e incertidumbre que en el 2021 será de miedo y esperanza (aigoeii, se llama inspiración). Por cierto, nadie notó que Gil fue un adivino y supo ver el futuro. Si ustedes observan con cuidado su imagen en esta página del fondo, lo verán metido en una escafandra, más protectora que la mascarilla, la careta y otros adminículos para repeler el virus del coronavirus. Admítanlo, Gil sabía algo del porvenir.
Ahora mal sin bien, quienes se alarman por el hecho de que el encargado de la pandemia catastrófica que ha destruido a cientos de miles de familias, a la economía, a la vida mexicana, haya sido captado en las playas de Zipolite, en reposo, tranquilón, relajado, exageran. Piénsenlo.
Gil imagina ese momento de duda de Hugo López-Gatell: ¿me les pelo a la playa? Un volado: igual y sale bien. Además, estoy cansado de decir mentiras todas las tardes. Mentir no es cosa fácil, se trata de un arte que yo he aprendido de mis mayores. Que si veinte mil muertos, que si treinta, que si el pico uno, que si el pico dos, que sesenta mil muertos sería una catástrofe. Que si el cubrebocas crea una falsa sensación de seguridad, que más bien sí sirve. Quédense en casa, no salgan. Dirán la misa, pero yo me voy a la paya y punto y se acabó.
Y aparece el hombre con su camiseta amarilla, sin mascarilla. ¿Qué puede decirse al respecto? Esto: 127 mil 757 muertos por covid; un millón 455 mil contagiados; 400 mil sospechosos. Y el subsecretario en la playa. Ojalá y se haya puesto bronceador porque el sol suele hacer estragos en la piel de hombres tan blancos. ¿Una cervecita? ¿Una gorditas? Ah, esto es vida.
Defensa y ataque
El Presidente sabe defender a sus colaboradores favoritos. Gamés no sabe si eso es bueno o es malo, pero es un hecho. En la mañanera dijo que también los servidores públicos tienen derechos refiriéndose a las fotografías del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, en una playa de Oaxaca: "qué bien que haya ese escrutinio público, pero pues también el servidor público tiene derechos (…) Yo lo que puedo decirles en abono de la conducta de doctor López-Gatell es que ha estado trabajando bastante, muy intenso, que ha estado cumpliendo cabalmente con su responsabilidad, es un muy buen servidor público, un buen especialista, un profesional, es lo que puedo comentar". En el peor momento de la pandemia, en el más trágico, más difícil, el subsecretario ejerce su derecho de largarse a la playa. Muy bonito.
Claudia Sheinbaum fue menos compasiva que el Presidente: “Él tiene que dar sus propias explicaciones de lo que hizo. En mi caso y en el de mi equipo estando las cosas como están en la ciudad no podríamos tomar un descanso ahora, definitivamente. Él tendrá que informar a la ciudadanía”. La verdad sea dicha (muletilla patrocinada por el Presdiente y Morena), López-Gatell no informará nada, el Presidente lo ha hecho por él, y no es poca cosa.
La realidad no existe
El Presidente y López-Gatell coinciden: la Ciudad de México y el Estado de México superan la crisis del covid: “en el caso de la ciudad, que se complicó bastante a finales de año y en estos días, no pasó la saturación en hospitales de noventa por ciento porque se implementó un programa de ampliación de camas, de hospitales, de especialistas, de equipos, y consideramos que ya esta pasando lo peor”.
Gil se dio un manazo en la frente y se llevó los dedos pulgar y cordial a las sienes, un gesto de nuestros tiempos. ¡noventa por ciento! Puestas así las cosas vámonos todos a la playa, lo peor ya pasó. ¿Qué será eso que se llama realidad? Un invento de los conservadores para obstaculizar el cambio y el recambio del país y el pospaís.
Todo es muy raro, caracho. Como diría Isaac Asimov: “Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”.
gil.games@milenio.com