Los Reyes Magos descubren 200 cartas de amor abandonadas en un vertedero
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Cècile trabaja como jurista especializada en cuestiones de medio ambiente en la pequeña alcaldía de Saint-Jean-d’Angély (7.000 habitantes, en la Charente-Maritique, en el sur oeste). Y sigue muy de cerca la gestión de las basuras y objetos abandonados en el vertedero local.
Cartas de amor escritas desde el frente
Días pasados, cuando ya era bien visible la estrella de Oriente que guía el camino de los Reyes Magos, Cècile descubrió en el vertedero de Saint-Jean-d’Angély una gran caja de cartón, abandonada horas antes. Entre varios paquetes de periódicos de los años 60 y 70 del siglo pasado, la jurista ecologista descubrió un tesoro precioso: doscientas cartas de amor escritas por un soldado, en el frente, durante la Segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945.
Temblorosa ante un regalo muy propio del Rey Baltasar, que había sustituido la mirra por cartas de amor, manuscritas, Cècile, se leyó de un tirón esos documentos íntimos, lejanísimos y tan próximos, al mismo tiempo. Las doscientas cartas de un hombre enamorado, a su futura esposa, apenas tenían / tienen, ochenta años.
Cècile pensó que, finalmente, el Rey Baltasar estaría muy contento si el tesoro era rescatado y devuelto a su destinataria o herederos. Y recurrió a Twitter para lanzar una campaña de «busca y captura», con este mensaje: «Trabajo en un pueblo en cuyo vertedero hemos descubierto un cartón con doscientas cartas de amor dirigidas a Aimée Randonnet. Ayúdenme a descubrir a sus hijos y nietos».
Las cartas regresaron a la familia
El mensaje de Cècile fue «repicado» más de 20.000 veces, con éxito, finalmente. Un nieto de Aimée Randonnet, Jean-Christophe Popinot, respondió de este modo: «Hola. Soy el nieto de Aimée Randonnet. Gracias en nombre de nuestra familia. Aimée tuvo dos hijas. Una ha muerto. La otra vive y espera vuestra llamada mañana».
El último domicilio de Aimée Randonnet y su esposo se vendió no hace muchos años. Y el nuevo propietario terminó tirando en el vertedero de Saint-Jean-d’Angély el cartón con las doscientas cartas de amor abandonadas y rescatadas.
Claudine, la hija de Aimée Randonnet, ha podido r
escatar las cartas de amor dirigidas a su madre, hace ochenta años, y reacciona emocionada, de este modo: «¡Ha sido un choque! La vida de mi abuela dio muchas vueltas. La de sus hijas, también. Es muy emocionante, tantos años después, descubrir los sentimientos de tus padres, tu familia. Eran cartas escritas desde el frente, siempre al filo de la muerte. Cartas de amor incandescentes, siempre».