Betsy Recavarren: “Me negaron la atención en Neoplásicas”
Por: Geraldo Capillo
¿Qué pasó el 30 de diciembre en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN)?
El pasado miércoles 30 diciembre, harta de estar sin ninguna información sobre mi pedido de atención en el INEN, a causa de una infección bacteriana del linfedema secundario que padezco en mi pierna izquierda, acudí a solicitar una cita con un infectólogo. Grande fue mi sorpresa al verme negada a esa atención o siquiera una coordinación con el galeno de turno en el módulo II.
¿Por qué ocurrió eso?
Debido a que el médico jefe de Medicina Física y Rehabilitación, Dr. Omar Vallejos, no había realizado la previa derivación de mi historia clínica luego de la cita que tuve con él el pasado 2 de diciembre. No tuvieron la más mínima consideración ni piedad ante mis súplicas, a pesar de que se hallaban presentes en esa área y podían haberme recibido. Me negaron la atención médica que merezco como paciente desde 1993 del INEN. Es inaudito.
¿Qué te dijo el doctor?
Es increíble que el INEN, a pesar de atender a las pacientes mastectomizadas que luego desarrollan linfedema al perder los ganglios adyacentes a la mama, cuente con un jefe de Medicina Física y Rehabilitación que alegó “no saber de esto” cuando le informé de mi estado delicado y le mostré la condición de mi linfedema infestado por dos bacterias resistentes. “Voy a consultar con mis otros colegas”, me dijo.
¿No te recetó algún medicamento?
Me dio su teléfono y recién a la tercera semana, me comentó que un infectólogo había descartado los resultados del cultivo que yo me había hecho en Laboratorios Roe, opinando por una nueva toma de tejido, pero sin verme. Todo diciembre estuve en casa al garete, sin medicación alguna hasta que decidí asumir yo misma mi situación y acudí en persona, sobreponiéndome al malestar que padezco, a solicitar opinión directa de un infectólogo. Infructuosamente.
¿Reportaste el maltrato en el INEN?
Indignada y dolida, dejé sentada mi denuncia por este maltrato sin nombre vía telefónica con la secretaria de la Subdirección del INEN, retirándome, al estar chorreando linfa de la pierna sin parar. Una que confía en los oncólogos del centro médico más importante de cáncer del país y recibe ese maltrato de tal magnitud. Sin dejar de mencionar el riesgo que corrí de contagio de covid-19 por la muchedumbre de pacientes que acude diariamente al instituto.
¿Qué hacer para que no vuelva a ocurrir esta situación?
El tema de fondo es la falta de una ley de mala práctica médica, que sancione estas inconductas reiteradas en hospitales públicos y privados, que incluso conllevan a la muerte de los pacientes. Un abuso sin nombre que debe cesar de inmediato. ¿De qué sirven gastos millonarios en locales faraónicos como el nuevo edificio del INEN si el dolor de los pacientes es agravado por la indolencia y el maltrato? Al paciente se le respeta. La Constitución ampara nuestro derecho a la vida. Aténganse a las consecuencias.
TRATAMIENTO COSTOSO
“El linfedema aparece por un trauma ocurrido durante la extirpación del tumor. Es una enfermedad incurable y el tratamiento es costoso. Es una condena. Se requiere un drenaje linfático manual y medias de compresión, que cambian cada 3 meses. Es carísimo. Durante la pandemia no podía ver al doctor y es allí cuando estalló todo. Pese a que apareció una ampolla en mi pierna me dijo: ‘como no te quisiste operar…’. Y es que no podía operarme porque estaba infectado. Tenía la pierna verde con indicios de una bacteria llamada pseudomona”.
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