La magia de los Reyes vence al Covid en Madrid
El torreón del centro Cultural Conde Duque de Madrid fue en el siglo XIX un observatorio astronómico. Justo en ese enclave es donde se posó anoche la estrella de la Navidad, a la que siguieron los Reyes Magos desde el lejano Oriente. La bella y esperanzadora melodía que el violinista Ara Malikian compuso para la gala que este año ha sustituido a la tradicional cabalgata también sirvió de «GPS» musical para Sus Majestades. Hasta el cielo se conjuró ayer para hacer aún más especial la noche. Como preludio de la gran nevada que caerá sobre la capital en los próximos días, el también mago Jorge Blass logró llenar el escenario de ese manto blanco que hace tanto tiempo que no cubría la capital.
Por primera vez desde que arrancó la tradición de las cabalgatas en Madrid, a finales del siglo XIX, el paseo de la Castellana y la plaza de Cibeles no se abarrotaron de familias para cazar al vuelo los caramelos que solía lanzar la comitiva real. La pandemia del Covid, como tantas cosas a lo largo del pasado 2020, impidió ayer celebrar el desfile de vistosas carrozas que recorría la ciudad de norte a sur a última hora de la tarde. En su lugar, tras estudiar muchas opciones, el Ayuntamiento de Madrid apostó por una fastuosa gala televisada y sin público en la que los espectaculares y arriesgados números de danza vertical de la compañía italiana Studio Festi, los inverosímiles trucos del ilusionista Jorge Blass y el virtuosismo del violín de Ara Malikian dejaron igual de boquiabiertos a los más pequeños.
Un reto inédito
«Estoy muy emocionado porque unir magia con la música de Ara Malikian y la llegada de los Reyes Magos es un momento que voy a recordar toda la vida», confesaba a ABC el mago madrileño horas antes de que diese comienzo la velada. Por la mañana los técnicos ultimaban los detalles para que nada fallase. Pero los preparativos de esta recepción de Reyes comenzaron hace ya meses.
Los bailarines de la compañía italiana llegaron el pasado 2 de enero a Madrid para adaptar su espectáculo al espacio y practicar con el vestuario. «Solo con ver el backstage se ve la dificultad del número y la importancia de los ensayos técnicos para que se salga bien», explicó a este diario Gabriele Dall’Osto, miembro del cuerpo técnico de la compañía.
A lo largo de varias escenas, los artistas representaron con finos movimientos de danza clásica la Anunciación de los ángeles a los pastores. En una de sus delicadas coreografías, uno de los seres alados sostiene una gran esfera de luz que representa el cielo. El pastor mira con estupor, riéndose asombrado. Una segunda esfera representa una luna de luz dorada y, en su interior, el ángel trae consigo la estrella de Belén, que alumbra el portal. Con habilidad y destreza en una bonita danza, los astros acudieron así al pesebre donde nació Jesús.
Lo que sobre estas líneas parece una historia sencilla de relatar ha sido para los bailarines un reto mayúsculo. A pesar de que han realizado números arriesgados en puntos del planeta inimaginables como la selva o el desierto, jamás se habían enfrentado a una actuación con mascarilla. «Llevamos 20 años haciendo números de danza aérea. Estamos acostumbrados a hacerlo con lluvia, nieve, en la sabana de Kenia, en los Juegos Olímpicos de Invierno en Turín... Pero nuestro mayor enemigo es el viento y el Covid, porque bailar con mascarilla es muy complicado», explicó a ABC Daniele Cappelletti, el director técnico de la que es la agrupación de danza vertical más reconocida de Europa.
También ha sido ardua la tarea de confeccionar un escenario adaptado a las circunstancias. «Debido a este año tan extraño del Covid, no hemos sabido hasta hace poco cómo iba ser el formato de esta cabalgata. Hemos estado trabajando con un sistema de diseño basado en la papiroflexia y los pop up. Tenía que estar preparado para que fuese en carrozas, en la calle, en un plató, en un teatro o en un sistema que pudiese ser interactivo desde casa», relató a este diario el asistente en el diseño de escenografía, Javier Méndez.
Una vez que se supo que la gala se celebraría en el patio de Conde Duque el equipo de escenógrafos estuvo trabajando en varias posibilidades: desde que se pudiese visitar durante una semana al formato televisivo escogido, por lo que tuvieron que reducir la escala que habían previsto. Como si se tratase de un cuento infantil que se despliega en tres dimensiones, el escenario estaba formado por varios planos con los que se logró la profundidad deseada y conformaron así un gigantesco y elegante palacio efímero preparado para la recepción de los Reyes Magos. Un sistema de puertas desveló a través de juegos de luces y sombras las sorpresas de la gala.
Entre esos claroscuros, Blass hizo aparecer al músico para deleitar a Madrid con la composición creada especialmente para la ocasión. Tras llenar el Conde Duque de estrellas a través de su magia, la nieve comenzó a llenar el patio del centro cultural. Entre los copos apareció la comitiva real, presidida por cinco ángeles patinadores de la compañía Morobia. Tras ellos, nueve pajes porta-estandartes guiaron a Sus Majestades al escenario. Por primera vez, los tres monarcas compartieron carroza.
El discurso del Rey Melchor no pudo obviar el agradecimiento a todos los servicios esenciales que tanto han dado estos meses para sobrevivir a la crisis sanitaria y social. Pero tampoco quisieron olvidarse de los mayores: «Gracias a todos, de corazón, por vuestra bondad, y gracias de manera muy especial a las abuelas y abuelos que durante tantos años han mantenido con su sabiduría y su esfuerzo diario a miles y miles de familias, sois esenciales para esta ciudad y para este país, y por eso ahora entre todos os vamos a cuidar, porque no olvidamos todo lo que habéis hecho. ¡Sois nuestros maestros y un ejemplo para todos!».
Sobre el escenario también estaba el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el resto de portavoces de los grupos municipales. «Bienvenidos a Madrid, una ciudad diferente a la que se encontraron el año pasado», les saludó el regidor, que les hizo una petición especial. «Que no traigan carbón a los niños. Este año ellos han tenido que aprender a jugar sin sus amigos, a estudiar delante de una pantalla y a llevar mascarilla. Ninguno se merecen carbón», les reclamó el primer edil popular, que reiteró que los niños de Madrid han sido «la mejor luz, el mejor consuelo y la mejor esperanza para los mayores». Con un gran despliegue pirotécnico, como ya es tradición, concluyó una velada que quedará para siempre en la memoria.