Enrique Tarrio, el nuevo gran villano americano

En cuanto aterrizó en Washington el lunes para participar en las protestas en contra de la marcha de Donald Trump de la Casa Blanca, Enrique Tarrio fue arrestado, señal de que la Policía de la capital le seguía muy de cerca. En aquel momento estaba al teléfono con un periodista, a quien le dijo «vienen a por mí». Momentos después la Policía de Washington reveló que se le buscaba por vandalismo al quemar, el mes pasado en otra protesta, una bandera de las que usa el movimiento contra el racismo Black Lives Matter («Las vidas negras importan») ante una iglesia de la capital.


Tarrio se ha convertido en los últimos meses en el gran villano para la América de la protesta racial, a pesar de que él mismo es de familia cubana y tez oscura y se identifica abiertamente como afrocubano. Pero desde hace dos años capitanea desde la Florida, donde reside, el grupo Proud Boys («Muchachos orgullosos»), que se caracteriza por su oscurantismo pero al que sus críticos le atribuyen una ideología chovinista, machista, supremacista y violenta. Abiertamente, ellos dicen oponerse al comunismo, al islamismo y al feminismo.


Machista occidental
A pesar de ser la cabeza de este grupo que suele pasearse por marchas a favor de Trump con parafernalia militar y armado hasta los dientes, en las manifestaciones Tarrio, de 36 años, suele estar rodeado de lo que parece una guardia pretoriana como si fuera un general inspeccionando el campo de batalla. Siempre lleva gorra, gafas de sol, y chaleco antibalas, con un sempiterno pitillo colgando de los labios. Su prenda favorita es un polo negro con rayas amarillas en el cuello de la marca Fred Perry, que retiró el artículo de la venta en EE.UU. el pasado mes de septiembre alarmada por las consecuencias de que la luciera alguien que suele pasearse con camisetas con lemas como «Supremacista Americano».


Tarrio sabe hacer negocio a expensas del grupo que lidera. Suya es la web 1776.shop, que vende camisetas de gran éxito en esas marchas a favor de Trump o causas similares como la defensa de la Policía. Algunos de los diseños más populares incluyen lemas como «el islam tiene razón sobre las mujeres», «machista occidental», «ser hetero es maravilloso» o «que se joda la CNN». Los vendedores se jactan de burlarse de la corrección política. Otra camiseta luce la frase: «un paso atrás y atentos».


Esa frase, «un paso atrás y atentos», se la dedicó al grupo que capitanea Tarrio el mismísimo presidente de los Estados Unidos en el primer debate electoral con el demócrata Joe Biden. Preguntado por si estaba dispuesto a distanciarse de los Proud Boys, Donald Trump dio esa respuesta incongruente y nunca explicada, que los integrantes del grupo tomaron como un apoyo. En una manifestación del mes pasado en Washington, al formar una especie de escuadrones dignos de un desfile militar, muchos de ellos gritaban: «Un paso atrás y atentos». Y eso hacían, dar un paso atrás y quedar atentos, sin más.


Candidato frustrado
Los Proud Boys, que dicen estar orgullosos de ser supremacistas, han protagonizado infinidad de altercados violentos con grupos antifascistas y de protesta contra el racismo, sobre todo en la capital, que desde el verano se ha convertido en epicentro del descontento social, incluso con disturbios y saqueos. A esta capital regresaba el lunes Tarrio, dispuesto a ponerse de nuevo al frente de otra protesta, antes de ser detenido. A principios de año anunció que se presentaba, por cierto, a diputado en el Capitolio, pero acabó tirando la toalla por falta de fondos.