El Ejército birmano amenaza a los manifestantes contra el golpe de Estado
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Envalentonados por la falta de respuesta a sus movilizaciones, que han sido pacíficas y apenas han registrado enfrentamientos con la Policía, los manifestantes han llamado a la huelga general para que los militares echan marcha atrás y liberan a la jefa «de facto» del Gobierno, la premio Nobel de la Paz Aung Suu Kyi. Junto a ella, han sido arrestados el presidente del país, Win Myint, y otros líderes políticos. Según informa France Presse, al paro convocado se han sumado no solo los trabajadores de empresas privadas, sino también los funcionarios públicos y empleados de los ferrocarriles.
Aunque el Ejército había cortado internet para neutralizar las protestas, organizadas a través de redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram, ha sido restaurado parcialmente y ofrece más información de lo que está ocurriendo en Birmania. En las últimas horas no solo llegan imágenes de protestas masivas en Yangón (Rangún), Mandalay y la capital, Naypyidaw, sino también del interior del país.
A través de la televisión
Para calmar la revuelta, el Ejército ha amenazado a los manifestantes a través de la televisión estatal. «Se deben tomar acciones conforme a la ley con pasos efectivos contra las protestas que alteren, impidan o dañen la estabilidad del Estado, la seguridad pública y la legalidad», advirtieron los militares en un comunicado. Además, han impuesto el toque de queda en todo el país desde las ocho de la tarde hasta las cuatro de la madrugada. En Naypyidaw, donde miles de personas habían cortado una autopista, la Policía intentó dispersar a la multitud con un cañón de agua, pero no lo consiguió.
«¡Abajo con la dictadura militar! ¡Libertad para Aung San Suu Kyi!», corean los manifestantes imitando el saludo de tres dedos de la película «Los juegos del hambre», que se ha convertido en el símbolo de la lucha por la democracia en el Sudeste Asiático desde que se popularizara en las protestas de Hong Kong.
A las caceroladas de los primeros días han seguido las movilizaciones masivas y la tensión va en aumento, lo que hace temer un aplastamiento militar como en 2007 y en 1988, cuando el Ejército abrió fuego contra los manifestantes que reclamaban democracia. Con la excusa de un «fraude electoral» por su estrepitoso fracaso en los comicios celebrados en noviembre, en los que Aung San Suu Kyi ganó el 83 por ciento de los votos, los militares tomaron el poder el lunes pasado, justo cuando se iba a constituir el Parlamento. A las órdenes del general Min Aung Hlaing, han declarado el estado de emergencia al menos durante un año y prometido que luego celebrarán elecciones libres, pero nadie se lo cree por la larga tradición dictatorial del Ejército.
Temor a un baño de sangre como en 1988 y 2007
Las manifestaciones masivas que sacuden a Birmania desde el fin de semana hacen temer un baño de sangre como en el pasado. En 1988, el Ejército aplastó el levantamiento democrático contra el dictador Ne Win, quien llevaba en el poder desde otro golpe de Estado en 1962. Aunque Ne Win fue depuesto por otra Junta militar, se calcula que la represión pudo haberse cobrado hasta 3.000 vidas. En 2007, el Ejército también mató a varias decenas de personas para sofocar las manifestaciones desatadas por la «Revuelta Azafrán», que los monjes budistas habían iniciado para protestar contra la retirada de los subsidios al combustible.