Por primera vez, la canción que representará a Portugal en el Festival de Eurovisión no será interpretada en la lengua de Camoes… sino en la de Shakespeare. Será dentro de dos meses cuando el grupo The Black Mamba cante íntegramente en inglés ‘Love is on my side’ para posicionarse en una de las dos semifinales que darán acceso a la gala que acogerá la ciudad holandesa de Rotterdam.
Un tema de corte a la americana, como si se tratara de una versión adaptada de Foreigner, Toto, Boston u otros representantes del AOR (adult oriented rock), arquetípico de las listas convencionales de éxitos de los años 70. También deja sentirse la huella ampulosa de Queen, aunque sin un torrente de voz que osara emular al mismísimo Freddie Mercury.
El festival no se celebrará de manera presencial, sino que cada país enviará un vídeo con la interpretación. De esta forma, la cita no dejará de saltar a las pantallas, como sucedió el año pasado en Tel Aviv debido a la pandemia del coronavirus.
The Black Mamba empató con la popular cantante Carolina Deslandes al término de las votaciones del jurado, pero posteriormente la opinión de los espectadores decantó la balanza del lado de la experimentada banda, ya con tres álbumes a sus espaldas.
La huella de Salvador Sobral
Desde que ganó Salvador Sobral con ‘Amar pelos dois’, Portugal no ha vuelto a saborear las mieles de una final en toda regla, pues se ha quedado por el camino de las semifinales en las últimas ediciones celebradas. Era la cantante Elisa quien iba a concurrir en 2020, pero no llegó a hacerlo al cancelarse el acontecimiento. Muchos portugueses pensaban que se iba a renovar la confianza en ella, pero la radiotelevisión pública decidió cambiar de opción.
Ahora es The Black Mamba la carta a jugar, después de que Pedro Tatanka y sus dos compinches hayan llenado locales de gran aforo en Lisboa y Oporto a lo largo de estos años.
Atrás, pero muy cercano en el tiempo sentimental de los aficionados lusos, quedan los honores que recibió en su día Salvador Sobral porque no solo hizo historia al conseguir por primera vez el triunfo de Portugal en el Festival de Eurovisión, sino que también se convierte en pionero como músico recibido con todo el boato en la Asamblea de la República. Una muestra más que retrata el altar de héroe nacional al que se le elevó desde su victoria en Kiev, tal era el grado de entusiasmo popular por este joven de 27 años que conquistó el mundo con su elegante jazz vocal, su sencillez y su ‘feeling’. De esta forma, se erigió en el Cristiano Ronaldo de la música, pues el país vecino vivió una euforia de ese calibre cuando la selección capitaneada por el delantero de la Juventus derrotó a Francia en su propia Eurocopa.
Los aplausos no se hicieron esperar en el palco de Sao Bento, según pudo comprobar ABC desde la bancada del Parlamento situada enfrente. «El Parlamento aprobó por unanimidad una declaración con estas palabras: La personalidad y calidad inusuales de Salvador Sobral emocionaron a un público global que, en su mayoría, no conocía o dominaba la lengua portuguesa. El reconocimiento a este intérprete y a la compositora, su hermana Luisa Sobral, representa un momento de afirmación de la universalidad de la música y una gran victoria para la lengua portuguesa, si pensamos que en las últimas 10 ediciones nunca había ganado un tema que no estuviese cantado en inglés».
Fiel a su compromiso, el intérprete de ‘Amar pelos dois’ declaró: «Espero que este triunfo sirva para que se incremente un poco el presupuesto para la cultura, que ha estado algo olvidada últimamente». Lo dijo, por cierto, en presencia del entonces ministro de Cultura, Luis Filipe Castro Mendes.
Hoy, en cambio, toda esa afirmación de la ‘portugalidad’ queda en un segundo plano y los espectadores de la RTP han decretado que es momento de dar un giro y sumarse a la lista de países que apuestan por el inglés como vehículo lingüístico para intentar llegar a la gente.
En el baúl de los recuerdos queda la polémica que varios contrincantes de Salvador extendieron al atreverse a criticar que el cantante luso apeló a la vena ‘lacrimógena’ del público aireando sus problemas de corazón. Así, el rumano Alex Florea se desmarcó con unas palabras que acusan a Sobral de “usar trucos baratos para ganar”. Y añadió:«En mi opinión, no tiene problemas de corazón, sino en la cabeza». Se refería así a la insuficiencia cardiaca que sufre el ganador.
También el representante sueco, Robin Bengtsson, aludió a su colega luso y a la frase que pronunció nada más hacerse con el trono: «Esta canción es la prueba de que la música no son fuegos artificiales, la música es sentimiento». Al escandinavo no le sentó nada bien semejante declaración y respondió alegando que «hay espacio para todos».