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Март
2021

Cinco pasos para cultivar tus propias lechugas en la terraza (y es tan fácil)

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Cinco pasos para cultivar tus propias lechugas en la terraza (y es tan fácil)

Si tienes un trozo de espacio con sol en casa, tienes espacio para cultivar tus propias lechugas. Hay variedades decorativas que quedan de maravilla entre los geranios del balcón, mientras que una simple jardinera en la terraza puede albergar un buen puñado de lechuga que te dará hojas frescas para tus ensaladas casi todo el año. 

Y hasta crecen en una ventana soleada: solo recuerda escoger variedades más pequeñas. La lechuga tiene fama bien merecida de ser uno de los mejores cultivos en terraza: es bonita, se adapta bien a lo que le des y se come. 

El nombre en latín de esta muy querida planta, de jugosas hojas comestibles, Lactuca sativa, explica bien sus características y su origen. Lac, el término en latín para referirse a la leche, describe el jugo fresco que liberan sus hojas al corte. Mientras que sativa quiere decir cultivada. 

Si te animas, puedes utilizar cada trozo de espacio disponible. Sea un balcón, sea una ventana con un poco de sol. Y es que resulta complicado encontrar una terraza o un trozo de espacio con sol en casa donde no puedan crecer felices una lechuga o dos. [Hace unas semanas te contamos cómo empezar una huerta de abastecimiento sin romperte el lomo.] 

Lo más importante para escoger tu jardinera (comprada o fabricada por ti) es la profundidad: necesitas, al menos, 15 o 20 centímetros (cm) para las raíces. Asegúrate de que el fondo cuenta con buenos agujeros, que permitan drenar el exceso de agua; y de colocar un plato o una bandeja debajo, para que el agua no se derrame a la calle.

El macetero para lechugas puede ser de muchos materiales. Y cada uno tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Los recipientes de metal resultan muy bonitos, pero se recalientan con facilidad, y achicharrarán las raíces. 

La madera constituye una buena elección porque absorbe mucha agua, y mantiene fresca la tierra. Pero, precisamente por ello, pesa más. Mientras que el plástico es el material menos "eco" y seguramente menos atractivo; aunque resulta el más sencillo y barato de manejar. 

Aun así, si has decidido utilizar un macetero de metal, recubre el interior con cartón (muy buen aislante) antes de rellenarlo con la tierra: te ayudará a proteger las raíces. 

Y otro truco: cuanto más espacio le des a las raíces, más sanas, grandes y felices crecerán tus lechugas, así que escoge la maceta más grande que puedas permitirte en tu terraza. [Aprende qué tamaño de maceta es el adecuado para tu planta.] 

E invierte en una buena tierra para tus lechugas. El consejo: comprar la mejor tierra para cultivo que te puedas permitir. Solo tendrás que hacer la inversión la primera vez, porque podrás obtener dos y hasta tres cultivos de lechugas en la misma tierra este año. El próximo, solo necesitarás añadirle 3 cm de abono o compost casero en la superficie (por ejemplo, en noviembre). 

Y lista para seguir cultivando más comida. Un buen sustrato, además, es más ligero, ofrece todos los nutrientes que tus lechugas necesitan para crecer felices, y captura mejor la humedad, por lo que no tendrás que regar tan a menudo. Llena la maceta hasta dejar entre 2 y 5 cm libres en la superficie. Y aplasta bien la tierra con las manos: les gusta el suelo firme. 

¿Dónde colocarlas? A las lechugas no les gusta el sol intenso; así que ponlas donde puedan tener sombra por la tarde, o se marchitarán.

No necesitas comprar las semillas más caras; escoge una marca y variedad que te guste; si proceden de pequeños productores, por lo general, la semilla será más nueva y también más fuerte. Es barato: un paquete de dos euros puede incluir cerca de 200 semillas, y tendrás lechugas frescas para comer varios años. 

Existen cientos de variedades: de hoja rizada, moradas, lisas o especiales para formar cogollos. Escoge las que más te gusten comer; y si quieres que crezcan grandes, deja un espacio mínimo entre ellas de entre 25-35 cm

Aun así, con una buena tierra, puedes plantarlas más juntas. Y, si no tienes tanto sitio, deja entre 5 y 10 cm. No es el fin del mundo: las hojas serán más pequeñas, pero igual de sabrosas. Hay más: si solo dispones de una ventana soleada, puedes cultivar lechugas para brotes (como germinados), con hojas muy pequeñas pero muy nutritivas; y solo necesitas espaciarlas 1 cm. 

Puedes ahorrar mucho dinero si semillas tus lechugas en maceteros o bandejas dentro de casa. Y también te permite estirar la estación de cultivo más meses. Mi truco: olvídate del consejo manido de que necesitas semillar nuevas lechugas cada dos semanas, para reponerlas.

Esto solo sirve si quieres comerte todo el cogollo. Si solo recoges las hojas exteriores de tus lechugas, y repites esto cada varios días (sin cortar nunca tus plantas completas), te basta con semillar cuatro o cinco veces al año: y tendrás lechugas frescas en tu terraza siempre. 

El calendario general es este: siembra dentro de casa en febrero o marzo, después, a principios de junio, a mediados de julio; estas tres siembras son para tener lechugas en exterior, en la terraza. Y repite a principios de septiembre para tener lechugas dentro de casa en pleno invierno. ¡Feliz cultivo!

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