La supervivencia de Zidane
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El Real Madrid ya se ha asegurado 110,5 millones de ingresos en la Champions al llegar a semifinales, cosa que no hacía desde 2018; tenía presupuestados ingresos internacionales de 92,5 millones. Si llega a la final percibirá otros cuatro y si vence, cuatro más
En el Real Madrid reflexionan que la necesidad agudiza el talento y hace sacar lo mejor de cada uno en las situaciones límite. Es lo que ha sucedido con Zizou. Sin Ramos, sin Varane, sin Carvajal, sin Hazard de por vida (36 partidos en dos años acumula el belga), el responsable deportivo de la primera plantilla ha logrado convencer a sus pupilos para dar lo máximo y enfrentarse a la adversidad con sacrificio y orgullo.
«Los problemas han unido al equipo», indican en la casa. Así ha sido. Nadie esperaba que Isco, Marcelo, Militao, los filiales Marvin y Arribas, incluso Vinicius, pudieran rendir a este nivel cuando el club más lo requería, lo necesitaba, lo exigía. Todos lo han hecho. Zinedine les dijo que contaría con todos y lo ha hecho. Sus hombres le han respondido. Y el joven extremo brasileño, otrora oscurecido por la prioridad de Asensio, se ha convertido en el estilete del proyecto en los momentos críticos.
El club desea que siga el próximo año
El colmo del desprecio a Zidane se vivió cuando escuchaba que le buscaban sustituto. Allegri, Nagelsmann, Raúl, Joachim Low y hasta Klopp, ese que no jugaría en el Di Stéfano, han sonado en los mentideros de la rumorología desde el mes de diciembre hasta hace cuatro semanas. Hoy ya nadie habla de su posible relevo.
El preparador del Real Madrid tiene contrato firmado hasta 2022 y la entidad pretende continuar con él la próxima temporada. Si no siguiera en junio es porque el propio Zizou habría decidido que no continuaba. Pero la empresa le ha dicho que cuenta con él para hacer la remodelación necesaria de una plantilla muy veterana y el técnico desea llevarla a cabo. Su labor de zapa para fichar a Mbappé, a quien trajo personalmente a Madrid hace un lustro, tiene sus frutos sembrados y sería incongruente marcharse cuando sus jefes piensan reforzar al equipo en julio con la estrella parisina y con Alaba en la retaguardia. Después de soportar tres años sin fichajes rutilantes, solo con el fallido Hazard como muestrario de foto rota, sería extraño dejar el puesto ahora que llegan futbolistas para cambiar de verdad al equipo. Los que pidió hace tres años, cuando se fue Cristiano, y no se los trajeron. Por eso dimitió nada más conquistar la decimotercera Champions.
Saber ganar con el plan C
El mérito del ídolo marsellés es que ha sabido reformar al Real Madrid en plena austeridad, en dos temporadas en las que nadie creía en este grupo. Ganó la Liga en la pasada campaña y ahora puja por la Champions y por otra Liga con un plan B e incluso C, con hombres como Marcelo, Militao, Isco, Nacho, Valverde y Odriozola, suplentes en el once inicial de cualquier madridista aunque tanto Nacho como Valverde merezcan ser titulares fijos desde hace mucho tiempo.
El éxito, ahora reconocido, del presunto «alineador» es que además de jugadores ha sabido revolucionar el sistema para mantener la portería a cero y atacar con mayor seguridad atrás. La idea de los tres centrales ha sido óptima. Le ha permitido planificar la faceta ofensiva con dos laterales que se transforman en extremos sin mirar atrás y esa libertad ha aportado movilidad, velocidad y creatividad a un esquema que era demasiado conocido. Zizou asumió que sin Cristiano habría menos goles y dio prioridad desde entonces al sacrificio defensivo del equipo en su conjunto. Los tres centrales ha sido una variante positiva para defender y atacar mejor. Es esa búsqueda de cambios tácticos la que premia con resultados su trabajo. Y la adaptación de los suplentes concede mayor crédito a su apuesta. El francés ha pasado del inmovilismo del 4-3-3 clásico a la renovación constante del equipo. Hoy se le elogia por su versatilidad. Se le ensalza más, no obstante, en el extranjero que en España.
Cuando Zidane expuso públicamente que respetaran al Real Madrid, pedía también respeto para él. Porque no se le ha respetado. Hoy sus críticos callan, pero nunca otorgan.