El multicapitalismo y el Tourmalet de la recuperación
Por supuesto que habrá quienes puedan negarlo, dándole la espalda descaradamente a la verdad y embebidos de ideologías extremas, pero es un hecho incontestable que el capitalismo, como sistema, ha traído una prosperidad sin precedentes. La pregunta es a costa de qué y de quiénes…
Juan Costa, ex ministro de Aznar lo tiene claro: en lo material, esencialmente pagando como peaje un proceso extremo de calentamiento global y de amenazas de diversa índole al medio ambiente cuyo alcance y radio de destrucción está, lamentablemente, inconcluso; en lo personal, pagando la factura de las desigualdades sociales y la demolición, en muchos casos, de la propia dignidad humana.
Tres de cada cuatro ciudadanos piensan que el sistema no es justo y que requiere cambios, y que la prosperidad no ha llegado a las clases medias. O, peor aún, hubo un tiempo reciente en el que las tocó felizmente y de lleno… pero se ha terminado esfumando, se desconoce si para volver o no. Y esto, en medio de una ola de desesperanza: sólo uno de cada cuatro jóvenes piensa que, en el corto plazo, su situación financiera puede mejorar.
La economía de mercado ha de tener, en última instancia, unos objetivos de carácter social; debe ser un instrumento que cubra las necesidades humanas, y eso pasa por crear empleo de calidad y no por entronizar la precariedad. La pandemia está dejando un interrogante inmenso sobre las piernas que tiene y le van a hacer falta al mundo desarrollado para subir todavía unos cuántos puertos de montaña, de primera y de categoría especial.
Sin tapujos que valgan, la primera tarea es la de admitir que a ese mundo le ha llegado una pájara inesperada, y que ni en el piñón más grande y el plato más pequeño es posible a veces dar pedales, dado que el Tourmalet que todavía andamos escalando se hace inacabable. Lemas de mercadillo y mercachifles al margen, es vidente que de esta crisis no vamos a salir más fuertes sino mucho más debilitados. Ahora bien, el escenario nuevo puede y debe ayudarnos a reflexionar sobre los rudimentos y los engranajes que, para mayor seguridad y confort de todos, tendrían que mover el capitalismo del futuro.