Lecciones de poder blando
Millones de personas de todo el planeta han visto imágenes del elegante, simple y hermoso funeral del Duque de Edimburgo, celebrado ocho días después de su muerte a los 99 años y planificado meticulosamente por él mismo. Con un día radiante en Windsor -no, en Inglaterra no siempre llueve-, la ceremonia desplegó todo el encanto de la tradición británica. Setecientos militares de gala, hieráticos en la pradera del Quadrangle del castillo, le expresaban sus respetos bajo los compases de músicas seleccionadas por el propio Mountbatten. No faltaron tampoco las inefables berlinas Rolls y Bentley, ni mandos de la Commonwealth. En el desfile sobre la alfombra de césped y en el oficio en la capilla de St. George’s se cantaron salmos...
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