Fidel fue la revolución, que ya saben lo que es: el vuelco de un país y sus instituciones, a lomos de un caballo espoleado por la violencia. Raúl ha sido la transacción. ¡Cuidado! He dicho transacción, no transición. Transición fue la nuestra: el acuerdo entre las distintas fuerzas políticas para, paso a paso y siempre de la ley a la ley, cambiar tanto la forma como el contenido del régimen, evitando los daños que una ruptura violenta traería al país y a sus habitantes. Pero lo que Raúl Castro ha traído a Cuba no es eso, sino una transacción, una avenencia, un acomodo, si lo quieren, un apaño.
El caparazón del régimen sigue siendo el mismo que bajo su hermano, pero...
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