Si me admiten el consejo que no me han pedido y han de tomar alguna medicina, les recomiendo que no lean de ninguna de las maneras el prospecto que viene dentro. Por la parte de las cajas por donde, oh casualidad, siempre abrimos el envase, precintados como vienen ahora y sin el precio, más que con el código de barras y el número de su prescripción para la Seguridad Social. Es curioso eso de abrir las cajas de medicinas. No sé cómo nos las aviamos, que siempre lo hacemos por el lado por donde aparece, en vez de directamente los ‘blisters’ con las pastillas, el muy dobladillo papel que los médicos y farmacéuticos antiguos llamaban «la literatura».
Que, ya le digo,...
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