Corría el mes de mayo del año 2014, y el entonces presidente, Barack Obama, compareció en la rosaleda ante el Despacho Oval, el que se suele usar para anuncios realmente importantes, y con la solemnidad a la que era dado, anunció que «las misiones de combate americanas en Afganistán acabarán antes del final de año». Han pasado siete largos años y aquella vieja promesa, hecha por todos los presidentes desde George W. Bush, el primero que mandó tropas al país acertadamente apodado «cementerio de imperios», vuelve a estar sobre la mesa.
El objetivo de la guerra, anunciado por Bush el 7 de octubre de 2001, era derrocar el régimen islámico de la guerrilla Talibán, que había amparado a Al Qaida durante...
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