La economía cubana padece una crisis económica y de abastecimiento muy dura, peor que la que vivió el país cuando cayó el Muro de Berlín en 1989 y que Fidel llamó eufemísticamente ‘periodo especial’. Desde el triunfo de la revolución los cubanos se han acostumbrado a las colas, la cartilla de racionamiento, la eterna promesa de que el futuro será mejor y la perorata castrista de que la culpa de todo la tiene el embargo y el enemigo del norte. La pandemia ha acabado con el turismo, fuente de divisas capital, y al amigo venezolano ya no se le puede explotar más. No está para repartir. Sin embargo, en Cuba, aunque no hay de nada, en realidad hay de todo......
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