La reputación es la puerta por donde los políticos intentan desalojar a los presidentes y directivos de las grandes compañías españolas, cotizadas a ser posible. Acción, reacción. Un ‘quítate tú, que ya pongo yo’. Y no por el negocio, ni por los resultados, sino por el eslabón débil de la cadena. Como decía, la reputación. Un hecho contrastado históricamente en este país. Desde uno y otro lado del arco parlamentario, hoy más colorido que nunca. Y los ‘malos’ lo saben, porque el negocio se puede tratar de blindar en un breve lapso de tiempo. Porque desde el momento en que un nombre aparece en una investigación judicial, especialmente si éste es conocido, se convierte en objeto de especulaciones y se...
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