Sobre la silla blanca hay un almohadón rojo. Y sobre el almohadón rojo duerme la gata atigrada. Es temprano, recién está terminando de amanecer y, con la primera taza de café del día en la mano, dudo en despertarla. Es cierto, la gata está ocupando la silla donde desayuno, mi lugar ante la mesa. Pero, me pregunto, de dónde me sale ese posesivo: dónde está escrito que ese es “mi” lugar y no el lugar...