Me está llamando mucha gente, este premio debe ser importante». Así, contento y casi sorprendido, desde su retiro místico en su Villalpando natal, recibía el maestro Andrés Vázquez la concesión del Premio Castilla y León de Tauromaquia. Un galardón que reconoce una trayectoria impecable, casi de leyenda, forjada desde las capeas con toros pregonaos hasta las tardes de gloria en el templo del toreo, el templo de ladrillo rojo, la Plaza de las Ventas.
Ochenta y nueve años jalonan la vida de un personaje singular y único, más allá de la tauromaquia, del propio toreo. La vida de quien todo lo ha tenido y todo lo ha perdido, pero porta aún en sus manos, en sus muñecas, en sus entrañas, todos...
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