Día 1 de campaña en Sol: gofres eróticos y autobuses
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Horas después de que principiara esta campaña distópica, la Puerta del Sol viene soportando los costurones de una precampaña que tuvo 'kale borroka' vallecana y hasta al padrecito Stalin en un pendón desfilando ante la sede de la Comunidad en el 14 de abril. En eso, y en la neolengua de la consorte/consorta/consuerte del candidato Iglesias, que después de su dispersión de toses en el 8-M de 2020, ahora anda como sostén y luminaria de la campaña/campaño/campañe de Pablo Iglesias. Dice Isabel Díaz Ayuso, vecina protocolaria de la zona, que España le va debiendo «tres», igual que Clint Eastwood a Lee Van Cleef en 'La muerte tenía un precio'.
La Plaza de la Mariblanca, al sol, al sol abrileño de la campaña oficial, es como siempre y como nunca. Un manifestódromo íntimo donde todo español tiene derecho al pataleo y a gastar, aún más, la losa del Kilómetro Cero. De una plaza, la de la Mariblanca, a una placita, la de Vox y Morante y Monasterio vestidos de camperos en un tentadero familiar y con una vaquilla con cara de confinamiento estricto, la pobre.
En los carteles han puesto unos nombres que la gente quiere ver: «Pablo, ¿seguro que vas a poder con todo?» o «Isabel, nosotros sí que sabemos provocar». Lo que venden son gofres eróticos aprovechando la campaña, la cifosis de uno y las 'boutades' de otra. También hay gofres para Bal, para Monasterio, aunque el más rutilante —como su mural en Callao— va dedicado al candidato socialista: «Ángel, te vas a comer algo muy gordo». Con el nombre de pila de cada uno de ellos, parece que burlan la LOREG. Nadie les niegue, pues, relato, creatividad y oportunismo.
Sol, con su prestancia de plaza lisboeta (Trapiello dixit), con los tópicos de siempre, tiene un trajín de pulseras de «comunismo o libertad», un lema en las muñecas y en los tobillos de las muchachas en flor que a los carteristas que conocemos de siempre les viene dando un poco igual, mientras que van buscando presa. La batalla de Madrid, aquí, en el centro de las carreteras de la España plurinacional, tiene también ecos de otros tiempos.
Los de la 'quechua' de campaña y los del 15-M, las asambleas con guitarra y cartones y los cuatro de La Tuerka (y Alberto Garzón, retorciendo el cuello al PCE) que se colocaron colándole cuatro utopías a 'yayoflautas' que se nos fueron este año. En esta primera entrega del cuaderno al reverso de la campaña hay que citar que muy cerca de Sol, en Ópera, Arrimadas le restregó a Ayuso su currículum vitae entre que Edmundo Bal iba y venía con esa hiperactividad de leguleyo en las harinas políticas. También, que en Las Rozas Ayuso presentó un autobús de sí misma que puede aparcar en las explanadas infinitas de MercaMadrid.
Las elecciones: o los que caben en el bus o los que caben en un taxi.