Primera jornada sin cenas en la pseudo ‘Feria’ del Centro de Sevilla
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Para Carlos López Rolán, propietario de El Portón, el nuevo horario se traduce en «dos horas y media menos de trabajo, lo que supone dinero y ventas». Se queja de que los «avisan al mismo tiempo que a todo el mundo y ayer tenía dos mesas reservadas para un ‘pescaíto’, pero ya me han llamado para decir que no vienen. Hay mucha menos gente que el sábado». El empresario defiende que «a ver si arreglan esto ya, que vacunen a la gente rápido para que pueda venir, que otra cosa hoy por hoy no hay y la gente tiene miedo». Ayer tampoco se podía servir en las barras, quitando las mesas distanciadas que existían en algunos locales. «Imagina que llueve, ¿qué hacemos entonces? Que arreglen esto como sea, que vamos a ir muchos al traste de verdad», aseguraba.
Este domingo apenas había sevillanas que lucieran el traje típico por las calles y el cierre de bares ralentizó la vida de las calles del Centro de la ciudad a partir de las ocho de la tarde. En la calle Albareda, Francisco Portillo, propietario de la bodega y taberna Góngora, declaraba que para la tarde de ayer y a lo largo de la ‘Feria’ tenía «reservas para cenar y todo eso se va fuera. Solo vamos a poder dar el mediodía», afirmaba quien declaraba que quizás se salve el viernes y sábado gracias al «café y las copas».
«Todo se ha ido al traste»
«Con la ‘Feria’ había algo de ambiente, pero todo se ha ido al traste», afirmaba. El empresario dijo que «hasta las 23 horas nos daría tiempo a dar una cena digna, pero al menos que podamos dar algo por la noche». Recuerda también que llevan ya «más de un año con esto y cada vez se está haciendo más largo. El agujero cada vez es mayor y la hostelería ya no aguanta más», dice. «Sufro por mis propios empleados. Todo esto es un contradiós para el empresario, la empresa y el trabajador». Esta situación genera «un estrés y una ansiedad que te provoca una enfermedad. Soy el primero que comprendo lo que está pasando desde el minuto uno» y por ello asegura seguir todas las indicaciones «al pie de la letra», pero esta situación «es insostenible. Nunca viví una situación como esta y cada vez es peor y más difícil», concluía.
También desde Albareda, el propietario de Barbiana, José Miguel Sánchez, declaraba como el nuevo horario vigente es una «vuelta otra vez para atrás. Llevamos así prácticamente desde octubre, salvo dos o tres semanas que nos han permitido abrir en Navidades y Semana Santa. Para los que somos bares o restaurantes de comida es lo mismo que nos cierren a las 20 horas que a las 18 horas. El horario de las 20 favorece a cafeterías, pero para comida o cena no abrimos por la noche», afirmó el empresario a la vez que apuntaba que «si hay clientes seguiremos y si no, cerraremos a las 16.30 o 17 horas», dijo.
Desde la asociación de hosteleros también lanzaron ayer un SOS ante el cierre de negocios a las ocho de la tarde, «estamos indignados por cómo se han hecho las cosas, sobre todo las formas, porque hemos tenido diálogo desde marzo y no entendemos estas decisiones de un día para otro, porque está el personal contratado, la mercancía comprada... y que empiece el viernes la reducción de aforo y la de horario el domingo, siempre otra vez nos machacan a nosotros como si fuéramos los culpables de lo que ocurre», afirmaba su presidente, Antonio Luque.
A las ocho, tres horas antes del toque de queda, cerraban los bares sevillanos tras una jornada en la que fue recomendable el uso de protección 50 y tuvieron que ser abiertas las sombrillas en terrazas y plazas. Los más nostálgicos se quedaron por el Centro paseando bajo las luces para descontar los días para la llegada de una nueva Feria de Abril.