La violenta carrera delictiva del atracador de la joyería del Barrio de Salamanca

Se llama Constantin, es georgiano y lleva más de media vida delinquiendo. Este es el perfil del atracador, de 31 años, que asaltó con extrema violencia el pasado martes, durante la jornada electoral, una joyería del Barrio de Salamanca. El sujeto, que fue arrestado en el lugar tras disparar dos veces los agentes, contaba ya con 16 antecedentes policiales antes del atraco. Eran por robos con violencia y con fuerza. Y en el momento del suceso se encontraba, además, de permiso penitenciario. Se espera que hoy pase ante el juez y regrese a la cárcel. De hecho, su carrera criminal empezó mucho antes, pues fue detenido en varias ocasiones siendo menor de edad, aunque esos hechos ya no constan en las bases de datos. En su primera juventud, este peligrosísimo sujeto trabajó en bandas de delincuentes tan conocidos y voraces como los aluniceros Gregorio Rodríguez García, conocido como ‘El Goyito’, y Carlos Jarri. Este segundo fue asesinado de siete tiros el 12 de enero de 2008 en un ajuste de cuentas por un vuelco de drogas. Fue uno de los primeros delincuentes al volante acribillados en Madrid. Luego correrían similar suerte ‘El Pimiento y ‘El Niño Sáez’. El asalto del martes ocurrió en el número 25 de la calle de Ayala. Fuentes del caso detallaron a ABC como dato curioso que, el 3 de enero de 2019, Constantin fue arrestado por un robo con fuerza en una frutería de Lagasca, 65, que está a apenas 50 metros de la joyería L’Ermitage. A este establecimiento llegó a las 13.40 horas, entró solo (aunque se investiga si tenía a algún compinche dándole cobertura fuera), con gafas de sol; una careta de látex; un subfusil UZI sintético; una pistola también falsa (no era la primera vez que utilizaba ese ‘modus ‘operandi’), y un martillo con el que reventó las vitrinas de media tienda. Pero los golpetazos, que hicieron creer a algunos viandantes y al comerciante anejo que se trataban de disparos hicieron a este último avisar a la Policía. Entretanto, dentro de la joyería, el dueño, Javier Barrera, y un empleado llamado Ricardo se dieron cuenta de que el delincuente portaba armas falsas y se encararon con él. No era la primera vez que sufrían un atraco, ni mucho menos, por desgracia. Y opusieron resistencia. Todo fue muy rapido. Enseguida llegó el primer coche patrulla, sin las sirenas y aparcando a distacia. El individuo intentó escapar, pero los comerciantes bloquearon la puerta con el sistema automático. Un agente vio cómo hacía para salir y le apuntaba con el subfusil, sin poder discernir que era falso, y disparó contra el cristal blindado. Las esquirlas del vidrio le hirieron en la frente y a Ricardo en el costado. Están recuperándose.