«Los museos ya se están yendo a la calle» sentenciaba la sabiduría indomable de José Luis Alonso Coomonte, último Premio Castilla y León de las Artes. A la calle, y a las plazas (no olviden que el arte es la más profunda de las revoluciones) e incluso a los bosques donde el zamorano ha buscado siempre inspiración para sus obras. Porque el arte y la cultura necesitan acercarse al público para volver a conversar, para recuperar el diálogo imprescindible y sincero que cada vez se produce menos entre las paredes de pladur de la mayor parte de los museos. Nuestro mundo rural sediento de futuro anhela en la cultura un resurgir primaveral de esperanza. Y el arte contemporáneo que no...
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